Una de las de mayor renombre ha logrado, es la de Nuestro Padre Jesús Nazareno, canónicamente establecida en la Iglesia de Santa María, del popular barrio de los “ cañís “, quienes con singular fervor veneran a la imagen de Nuestro Padre Jesús. De esta imagen eran fieles guardianas las Religiosas Madres Concepcionista, que residían en la mencionada Iglesia-Convento de Santa María.

La capilla es abría los Viernes , a la salida del sol, y no se cerraba hasta bien entrada la noche, y concurrían a ella un sin fin de fieles para ofrendar al Nazareno sus oraciones por las gracias recibidas o para suplicarle la concesión de sus piadosos favores.

Su Quinario tiene fama en la población, porque la aglomeración de fieles llega a ser tan excesiva, que hay años que tiene que intervenir la fuerza pública para imponer silencio y para que pueda oírse la palabra del orador religioso.

La Capilla en donde oficialmente radicaba la imagen del Nazareno era propiedad de la Cofradía. Pero las turbas asaltaron la Iglesia-Convento incendiándola y saqueándola sin piedad (véase la sección "Huellas del marxismo en Iglesias y conventos gaditanos").

Databa la Capilla en cuestión del año 1687 y 1688 determinándose ésta totalmente en 1717 dándosele entrada por una puerta que existe cerca del campo del Mirador.

Su altar, de estilo churrigeresco y de gran valor artístico, por las famosas tallas que circundan toda la Capilla, estaba formado de tres cuerpos; en el primero existía la hornacina o camarín donde se veneraba la milagrosa imagen de Nuestro Padre Jesús Nazareno, efigie muy antigua, de autor desconocido, a la que se le atribuye un verdadero valor artístico. A cada lado del Nazareno y en sus respectivas hornacinas se encontraban las imágenes de Nuestra Señora de los Dolores y San Juan Evangelista, esculturas del año 1759.

El Nazareno con la Magdalena.

Se comenzó la construcción de este altar el año 1756 y se terminó en 1758, incluyéndose de decorar en 1759.

La infinidad de joyas artísticas y de sumo valor rodeaban la Capilla , poniendo de relieve el exquisito gusto que los Hermanos de la Cofradía han puesto desde tiempo inmemorial para engrandecerla.

La salida en procesión, de Nuestro Padre Jesús Nazareno, el Jueves Santo, resultaba un acto grandioso, porque concurrían a presenciarlo todo el pueblo de Cádiz, sin distinción de ideas. Es, sin dudas, la que revestía mayor solemnidad, tanto en su recorrido como a la hora de recogerse.

El acto de la entrada de la procesión de Nuestro Padre Jesús Nazareno, en la mencionada iglesia del populoso barrio de Santa María, constituía un acontecimiento digno de verse, porque en el majestuoso silencio que precedía a la recogida del milagroso y venerado Jesús, seguido de su incomparable y hierático cortejo, eran infinitas las saetas que le cantaban a porfía vecinos del típico barrio de Santa María y muy exaltadas las muestras de fervor y devoción que le profesaban sus numerosos feligreses y, en general, el pueblo de Cádiz.

Los hermanos de esta Cofradía visten, en el acto de la procesión, túnica de color morado y capa blanca sobre la que destaca , con rojos trazos, la emblemática cruz potenciada, y otros, tunica9color guinda, capirote negro y cíngulo de oro.