San Fernando

84 años de la última Semana Santa sin cofradías en San Fernando

  • En La Isla habría que remontarse hasta 1936 para recordar una situación histórica similar a la actual

  • La II República o las epidemias de cólera del siglo XIX son otros ejemplos históricos de situaciones que obligaron a suspender la Semana Santa, recuerda el investigador Fernando Mósig

La hermandad de Columna, durante su salida el año pasado desde la Iglesia Mayor.

La hermandad de Columna, durante su salida el año pasado desde la Iglesia Mayor. / Román Ríos (San Fernando)

La Isla encara una Semana Santa inédita, huérfana de cofradías en la calle pero plagada igualmente de sentimientos y emociones que se prodigan por las redes sociales. Fotos, vídeos, recuerdos, mensajes y gestos de ánimo se multiplican para hacer más llevaderos estos siete días que, irremediablemente, habrá que vivir encerrados en casa a causa del coronavirus y del estado de alerta decretado por el gobierno para frenar un contagio masivo. 

Para generaciones de cofrades que han visto como nunca crecer a su Semana Santa y alcanzar cotas inimaginables de esplendor y popularidad, quedarse sin procesiones en la calle supone un hecho insólito. Raro es el año en el que una jornada u otra no ha tenido que lidiar con la repetida amenaza de la lluvia o, incluso, del fuerte viento. Pero nunca hasta ahora se habían visto en esta tesitura de tener que suspender colectivamente todas las estaciones de penitencia. 

Habría que remontarse 84 años atrás en el tiempo para encontrarse con un hecho similar, según apunta el historiador isleño Fernando Mósig Pérez, autor de Historia de las hermandades y cofradías isleñas (publicado en 2005), así como de numerosos artículos e investigaciones relacionados con la Semana Santa, con la genealogía y con la historia de San Fernando. 

Fue en 1936 la última vez que La Isla se quedó sin procesiones de Semana Santa, aunque esta vez fuera por razones políticas. La Guerra Civil estaba a punto de estallar. El Frente Popular, la coalición de los principales partidos de izquierda, había ganado las elecciones en febrero y, aunque no existía una prohibición explícita al respecto, las hermandades optaron por no realizar sus salidas procesionales, ya fuera por recomendación directa de la jerarquía eclesiástica o porque colectivamente optaran por aplazar sus cultos dado el clima existente. Curiosamente, en ese año de 1936, la Semana Santa se celebró también entre el 5 (Domingo de Ramos) y el 12 de abril (Domingo de Pascua), igual que ahora. 

Las procesiones de Semana Santa, apunta el historiador Fernando Mósig, se reanudaron al año siguiente, con la ciudad de San Fernando alineada desde el principio de la contienda bélica en el bando nacional. Eso sí, en 1937 no salieron todas a la calle. Ese año solo procesionaron Soledad, Vera Cruz y Nazareno. Las otras dos cofradías de penitencia que existían en aquellos momentos -Expiración y Columna- no pudieron realizar sus estaciones de penitencia dada la crítica situación en la que se encontraban en ese momento y la falta de recursos. 

Posteriormente, tanto durante la Guerra Civil como durante la Dictadura y, especialmente, con la llegada de la Democracia, la Semana Santa isleña vivió sin interrupción alguna un auténtico periodo de esplendor y crecimiento que llega hasta nuestros días. 

A lo largo de la historia, no obstante, han sido varias las ocasiones en las que la ciudad de San Fernando, como ocurre ahora, se ha quedado sin procesiones de Semana Santa. Eso sí, recuerda Fernando Mósig, "casi siempre ha sido por motivos políticos o económicos".

Ocurrió, por ejemplo, durante buena parte de la II República (hasta 1935, cuando ganó la CEDA, la coalición de partidos de la derecha) pero también, en el siglo XIX, durante la Guerra de la Independencia y el asedio de las tropas napoleónicas y, posteriormente, durante el Trienio Liberal (1820-1823). Igualmente, recuerda Mósig, durante el paréntesis que supuso la I República (1873-1874) y durante la devastadora crisis que sucedió al Desastre de 1898, en esta ocasión por motivos económicos. 

Hay además precedentes históricos, como las epidemias de cólera de 1833-34 y de 1854, en las que fueron también razones de salud pública las que obligaron a suspender las procesiones de Semana Santa. Curiosamente, la denominada Gripe Española de 1918, de la que tanto se habla en estos días, no afectó a las cofradías. 

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