Del Parque de la Historia y el Mar se empezó a hablar en La Isla a finales de la década de los 90, aunque no fue hasta el verano de 2001 cuando el Ayuntamiento, a través de la Gerencia Municipal de Urbanismo, inició los trámites (expropiaciones, redacción del proyecto, búsqueda de financiación) para empezar las obras. Tuvieron que pasar más de tres años, hasta noviembre de 2004, para que fuera colocada la primera piedra y las obras comenzaran oficialmente. Ha pasado más de una década y las grandes aspiraciones de este equipamiento -que soñaba con convertirse en unas instalaciones lúdicas, culturales y divulgativas al modo de un parque de las ciencias- se han truncado. Hoy, el Parque de la Historia y el Mar, no es sino una pesadísima carga para la ciudad y su Ayuntamiento, que trata de dar la mejor salida posible a estas instalaciones que acumulan ya una inversión superior a los nueve millones de euros.

Para el nuevo equipo de gobierno surgido tras las elecciones municipales del pasado mes de mayo, el Parque de la Historia y el Mar se ha convertido en una pesada losa con la que cargar, un problema de grandes proporciones al que tenía que buscar una solución si no quería dejar cerradas a cal y canto las instalaciones de Puente de Hierro a la espera de mejores tiempos.

La propuesta de ceder las instalaciones a la Universidad de Cádiz y el campus de excelencia (CEIMAR), si finalmente consigue fraguar y llegar a buen puerto, permitiría zanjar un problema de difícil solución para el Gobierno municipal isleño al dar un nuevo uso a las instalaciones.

Claro está que la propuesta del alcalde, José Loaiza, replantearía por completo el proyecto tal y como fue concebido hace más de una década al contemplar otro uso bien distinto para las instalaciones construidas en las proximidades del Arsenal de La Carraca y de Navantia.

Los tiempos han cambiado y lo que hace una década se veía como un proyecto estelar, capaz además de relanzar económicamente toda la zona y de impulsar un incipiente turismo ligado a las actividades náuticas, hoy choca con la realidad que supone la falta de inversores interesados en una operación que, a priori, no parece rentable.

Según los estudios técnicos realizados, sería necesario que el Parque del Mar recibiera al año unas 180.000 visitas para que el negocio fuera rentable, una cifra que resulta prácticamente imposible de cumplir a la luz de los datos turísticos de referencia que baraja el municipio.

De ahí que en la recta final del mandato anterior, en el pasado mes de marzo, la oposición bloqueara la iniciativa del Gobierno del PA en minoría para licitar la concesión administrativa ya que el Ayuntamiento -afirmaban- estaba obligado a garantizar el equilibrio económico-financiero, lo que -advertían- repercutirían en las arcas municipales.

Por ello, la idea de Loaiza de ceder las instalaciones a la UCA replantea por completo la situación y, además, permite aprovechar la inversión realizada (nueve millones de euros) y entroncarla con una vieja aspiración isleña, la de contar con unas instalaciones universitarias en el término municipal.

Ayer, el alcalde, José Loaiza, confirmó la existencia de conversaciones con la Universidad de Cádiz para la implantación en la localidad de la sede o de algunas dependencias del Campus de Excelencia Internacional del Mar (CEIMAR). Concretamente, Loaiza apuntó que el Ayuntamiento estudia la posibilidad de poner a disposición de la UCA el Parque de la Historia y el Mar para su uso académico.

"Es cierto que nos hemos reunido en varias ocasiones con el rector de la UCA, Eduardo González Mazo, para abordar el posible uso del Parque de la Historia y el Mar. Le hicimos llegar esa propuesta que obviamente continúa en ciernes. La próxima semana volveremos a tratar la propuesta municipal y entonces quizás ya podamos aportar más datos", afirmó.

No obstante, precisó que el universitario no es el único uso que baraja el primer edil para aquel recinto ya que aseguró "barajamos distintas propuestas, y la realizada a la UCA es una de ellas, no la única". No obstante, sí aclaró que cualquiera de los usos previstos conseguiría canalizar la inversión desarrollada en la construcción de una infraestructura que requiere de un uso que no sea gravoso para el Ayuntamiento.