La Semana Santa de 2024 pasará a la historia, de eso no cabe duda. Aunque lo hará como la más aciaga de la que tienen memoria las generaciones actuales. Porque años malos ha habido unos cuantos y  absolutamente todas las hermandades se han tenido que enfrentar en una o en varias ocasiones al trance de la lluvia. Pero no todas a la vez, claro.

Solo 5 de las 22 cofradías de penitencia de San Fernando han podido procesionar esta vez por sus calles y han tenido que hacerlo además recortando su recorrido y bajo la presión que imponen siempre las adversas condiciones meteorológicas. Ni una sola jornada se ha conseguido zafar del mal tiempo y ha podido vivirse con tranquilidad desde el Domingo de Ramos al de Pascua, que se dice pronto.

Este domingo le ha tocado el turno a la hermandad de la Resurrección, que tampoco ha podido echarse a la calle. La junta de gobierno ha dado a conocer la decisión a las ocho de la mañana a través de sus canales oficiales tras una noche de intensas precipitaciones y ante los partes meteorológicos que señalaban que la cosa no se iba a enmendar al menos hasta las cinco de la tarde.

Así que el Resucitado tampoco lo ha tenido nada fácil. O, mejor dicho, lo ha tenido tremendamente fácil porque solo ha podido tomar una decisión esta mañana: la de no salir habida cuenta de esas intensas lluvias que se han registrado desde la noche y que –aunque más débiles– han continuado luego a lo largo de toda la mañana.

La decisión, desde luego, no ha sorprendido a nadie porque a estas alturas la Semana Santa se vivía con resignación y con una fatalidad asumida de la que no se ha conseguido a escapar ese glorioso epílogo de los penitentes de túnicas y capas blancas regresando por el Parque. Desde hacía días, además, los pronósticos meteorológicos señalaban precipitaciones especialmente intensas para la noche de la Pascua de Resurrección y primeras horas de la mañana. Y una vez más se han cumplido, claro.

A pesar de su corta edad –la hermandad de la Resurrección es una de las más recientes en la nómina de las cofradías isleñas y, de hecho, en 2024 cumplirá 20 años de vida– es ya la tercera vez que se ve en esta tesitura que en 2012 y 2013 les llevó a suspender su salida procesional durante dos años consecutivos.

Así que esta lluviosa mañana de Pascua se ha quedado sin ese broche final de la Semana Santa isleña que ha conseguido hacerse un hueco en el corazón de los cofrades isleños. Pero a pesar del mal momento que supone siempre suspender la salida procesional –como ha señalado el párroco de San José Artesano, Lázaro Albar– en el interior del templo al dirigirse a los hermanos "la alegría de la resurrección está por encima de todo".

Precisamente, con la lectura de ese pasaje evangélico se ha dado comienzo a las oraciones en torno a los titulares de la hermandad que se han llevado a cabo a la hora en la que estaba previsto echarse a la calle.Y desde luego, alegres han sonado las marchas de la Banda Sinfónica de San Fernando que se han interpretado en San José Artesano. Regina solis ha acompañado la simbólica apertura de puertas que se ha llevado a cabo en la parroquia y que ha corrido a cargo de José Sánchez López, sobre el que ha recaído este año el reconocimiento del Cargador Distinguido que concede la hermandad, que ha asumido con orgullo ese vínculo histórico que el Resucitado tiene en La Isla con el oficio de llevar a los titulares de las distintas cofradías por las calles de La Isla.

El hermano mayor, José Antonio Faiña, se ha dirigido también a los hermanos y fieles presentes en la iglesia y ha tenido un emotivo reconocimiento para el grupo joven de la hermandad por el trabajo desarrollado en el seno de la cofradía y, especialmente, en todo lo relativo a la organización de la procesión.

Así, bajo la lluvia y un cielo otra vez encapotado, ha concluido en el Parque la peor Semana Santa que se recuerde en La Isla. Pero también lo ha hecho ya con la esperanza de ese Domingo de Ramos de 2025 para el que ya se ha iniciado la cuenta atrás. Incluso –como ha dicho el párroco de San José Artesano– con la ilusión de ver no solo a Cristo Resucitado sino también a la Virgen de la Victoria procesionar por las calles "aunque sea en una parihuela".