La carrera del isleño Alberto Sellés avanza con el paso firme de quien conocía cuál era su meta (al menos la primera: convertirse en bailaor), de quien ha luchado para conseguirlo y de quien ha estado guiado por el apoyo constante de su familia. El camino recorrido es mucho, pero aún queda más por delante, sus pies sin embargo ya le han llevado a otro éxito, formar parte del Ballet Flamenco de Andalucía.

Las audiciones fueron convocadas por la Agencia Andaluza de Instituciones Culturales en septiembre y se desarrollaron en Sevilla -donde esta entidad tiene su sede- entre el 15 y el 17 de octubre, después de una primera preselección realizada por el equipo de la actual directora artística de la antigua Compañía Andaluza de Danza, Rafaela Carrasco, que eligieron entre quienes habían entregado sus solicitudes para realizar las pruebas. El requisito inicial era tener una experiencia constrastada en el sector. Un jurado, del que formaba parte la propia Carrasco, se encargó de evaluar para ir descartando aspirantes. Alberto Sellés quedó finalmente entre los últimos ocho jóvenes escogidos, cuatro hombres y cuatro mujeres, después de mostrar ante ese reducido público (que lo analizaba) sus actitudes para el baile flamenco y cualidades como bailaor desarrollando las dos coreografías que previamente debían aprenderse para luego ejecutar.

Alberto es un privilegiado en su campo, su trabajo le ha costado, de todos modos. Para ello ha luchado. Después de competir por apenas unas vacantes a las que se presentaron casi 180 personas, concretamente con otros 41 hombres (el resto eran féminas), este joven bailaor isleño tiene su recompensa: integrarse en el Ballet Flamenco de Andalucía, con el que ha firmado dos años de contratos, tiempo en el que estará ligado a una compañía de prestigio que ha mostrado sus montajes en los más variados escenarios, como el New York City Center el pasado mes de marzo.

En Sevilla vivirá este vínculo con el Ballet andaluz, ciudad en la que lleva ya cuatro años. Allí participará en los ensayos, en la preparación de los espectáculos en los que ya trabaja Rafaela Carrasco, Concurso de Cante Jondo 1922 (Granada), y en su posterior puesta en escena. Eso, sin embargo, no le impedirá seguir con su carrera individual. En la medida en que sea posible, por tanto, compaginará su integración en la compañía con sus propias actuaciones. Sólo tendrá que aparcarlas, cuando sus obligaciones le impidan continuar con ellas, como será el inicio de la gira.

El 1 de noviembre comienza este periodo de dos años, apenas unos días antes de que cumpla 22 años. Pero Alberto Sellés, a pesar de su juventud, ya ha conseguido labrarse un nombre en el mundo del flamenco. "Está bien considerado. Le aprecian", señala su padre, José Sellés. Por eso, sin duda, aún con la situación económica actual, tiene trabajo, y sigue con sus actuaciones, con su participación en festivales. Es su representante quien se encarga de estas cuestiones. El viernes, por ejemplo, la peña Camarón de La Isla contó con su presencia sobre el escenario que preside la figura del genial cantaor de la tierra. "Todas las mesas están reservadas", comentaba su padre horas antes del espectáculo, orgulloso del interés que despierta su hijo bailaor, que de vez en cuando vuelve a su casa, "para que aquí puedan también disfrutar de él", apunta. Sellés padre se muestra agradecido por quienes siempre han apoyado a su hijo y reconoce el respaldo que desde la Delegación de Cultura se le ha dado. Ahí están sus actuaciones en el Teatro de Las Cortes, entre ellas su aparición con el espectáculo En Libertad, que subió a las tablas el año del Bicentenario de Las Cortes con un rotundo éxito.

La felicidad de la familia se escapa de sus palabras, por esta nueva meta conseguida por Alberto. Se siente su alegría, su satisfacción. La misma que tiene el bailaor con un nuevo horizonte en su camino. En el que no deja de dar pasos.