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San Fernando

La mujer isleña 'toma' La Magdalena

  • Ataviadas con los trajes típicos de flamenca, las féminas cañaíllas hicieron frente al intenso calor que se vivió durante la jornada de ayer y no renunciaron al tributo que les rindió su ciudad durante la festividad del Carmen

Desde bien entrado el mediodía las calles que desembocaban en el recinto ferial de La Magdalena empezaban a llenarse de colores, lunares y volantes. Los que llevaban las féminas isleñas que no quisieron faltar a su cita-homenaje, el Día del Mujer, la única jornada de feria en la que la mañana cobra un protagonismo indiscutible frente a la noche. Jóvenes y no tan jóvenes; solas, acompañadas o en grupo; ataviadas con el traje típico de faralaes o portando prendas más veraniegas. La mujer conquistó el recinto ferial impregnando de belleza y feminidad cada rincón.

Eso sí, las que se congregaron en La Magdalena sólo tuvieron un rival que las eclipsó en las horas puntas: el calor. Vestidas de gitanas o no, a ninguna le faltaba un abanico en mano, un complemento imprescindible en el día de ayer. Imposible dejar de agitarlo tanto dentro como fuera de las casetas, donde la instalación de ventiladores de techo era, sin duda, insuficiente para sofocar las elevadas temperaturas.

Se echó en falta -y mucho- los sistemas de microclimas que en ediciones anteriores de la Feria del Carmen y de la Sal se habían montado en La Magdalena. Este sistema, basado en pequeños pulverizadores de agua, refrescaba el ambiente y permitía que la mañana fuese aún más agradable si cabe. Nunca llamó la atención sobremanera, excepto cuando el levante soplaba, pero una vez ha desaparecido se ha demostrado su eficacia para combatir el calor.

En cualquier caso, en ese mano a mano que se disputó entre el sector femenino y el sol arrasador el pulso lo ganó, como no podía ser de otra manera, la mujer isleña, que no estaba dispuesta a renunciar a este tributo que le rinde su ciudad durante la festividad del Carmen.

Gran parte de las casetas presentaban un lleno absoluto. En ellas se pudo disfrutar de la gastronomía típica de feria. Las raciones de pimientos fritos, tortillitas de camarones, bienmesabe y montaditos, entre otras especialidades clásicas de estas fechas, salían a pares de las cocinas, de la misma forma que lo hacían los rebujitos, las cervezas bien fresquitas y los refrescos para sofocar el calor y regar estos platos tradicionales. Muchos de los caseteros optaron por las degustaciones gratuitas para captar a las clientas: unas buenas papas aliñás y una buena paella son un buen reclamo para quienes pasean -sofocadas o no- por las calles comprobando la oferta culinaria o buscando aquel rincón del que son fieles a la hora de disfrutar de esta fiesta. Prendimiento, Cimbis, Acosafe, El Bata Kaso (con atún encebollado o gazpacho), Caridad o el Huerto (con callos) son un simple ejemplo de estas propuestas gratuitas. Los de la Peña Madridista, sin embargo, hicieron uso de su megafonía para recordar a los visitantes su carta: "Salmorejo a un euro", se desgañitaba con el micrófono.

Pero no todo fue saciar el apetito. Después de un año esperando este día, las cañaíllas tenían ganas de fiesta. Estaban deseando bailar sevillanas y dejarse llevar también por otros ritmos musicales. Algunos más flamencos, como las rumbas, otros más actuales; e incluso hay quien se atrevió a tararear algunas letras de Carnaval. El tema era lo de menos, lo importante era bailar y disfrutar en compañía de familiares y amigas. La Feria del Carmen es la más rezagada de todas las de la Bahía, quizás por ese las autóctonas la reciben con más ilusión y entusiasmo si cabe. Un grupo de mujeres, vestidas con una camiseta rosa y broche con forma de fresa armaban ruido y los oídos y los ojos de los asistentes a La Magdalena se iban para ellas. Todos los años, explicaron, se reúnen para disfrutar de esta jornada diurna de la Feria del Carmen. Y se visten de rosa, por eso son "el grupo de las fresas", comentaban entre risas.

Su entrada y la de muchas mujeres en torno a las dos de la tarde había coincidido con la llegada de la salinera mayor, Lorena Prián Cepillo, y su cortejo; también de las concejalas Cristina Arjona y María José de Alba -ambas de flamencas-. En ese momento, el speakermadridista les advertía que el día era joven. "Las que van por la calle, aquí se baila sevillanas", les decía mientras comenzaba a sonar "a Bailar, a bailar, a bailar". Otros representantes municipales se dejaron ver igualmente por el real, como los andalucistas Francisco Romero y María Jesús Ortega, acompañados por la ex edil Mercedes Espejo, vestidas las dos de gitana.

Mientras Arjona y De Alba optaban por refugiarse del sol en la Caseta Municipal, el conjunto de salineras inició un paseo por el recinto. Es la estampa típica de la Feria del Carmen el Día de la Mujer: los grupos de féminas preparadas para disfrutar de lo que la fiesta les depare a lo largo de la jornada y hasta que el cuerpo aguante. Hay quien queda con las amigas, compañeras de entidad, instituto, colegio o del barrio. Otras asisten en familia, por eso no es raro ver a mujeres de varias generaciones, abuelas, madres e hijas, con primas, hermanas y sobrinas, que no faltan a la cita. Se vistan o no de faralaes, vayan o no arregladas, u opten por atuendos más ligeros, ellas son las protagonistas por un día.

Mientra ésa es la instantánea tradicional del Carmen en el homenaje a la mujer, menos habitual resulta que compartan escenario con los caballos. Mas, año a año, curiosamente, los caballistas acuden cada vez más para disfrutar de la feria. También ayer pasearon sobre sus equinos chicos de edades jóvenes, acompañados o no a la montura por algunas gitanas atrevidas a lo amazona.

Las horas del almuerzo dieron paso al momento de la copa y los bailes, lo que prolongó la diversión hasta bien entrada la tarde. Las que pudieron continuaron para enlazar con la noche. Muchas, sin embargo, optaron por volver a sus casas para descansar y coger fuerzas para esa noche o las próximas jornadas. Que todavía queda.

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