20 años después de su reapertura y de unas obras de remodelación que supusieron una inversión de 3,8 millones de euros, el céntrico hotel Salymar vuelve a estar en el ojo del huracán. El inmueble –que en estas dos décadas ha pasado por las manos de varios operadores aunque nunca ha llegado a cerrar de nuevo sus puertas después de aquella crisis desencadenada por el fallecimiento de su histórico propietario, José Puya– ha salido a subasta pública al haber entrado en concurso de acreedores la mercantil que se hizo con la explotación del edificio municipal: actualmente denominada Salymar Hoteles 22 SL.

La subasta, aireada por el PP esta semana, ha desatado el lógico temor ante el posible cierre del establecimiento hotelero de referencia en el centro de la ciudad. Eso sí, la alcaldesa, Patricia Cavada, se ha mostrado confiada en que un nuevo gestor se hará cargo de las instalaciones, ya sea en la subasta pública que ahora se está celebrando o posteriormente.

El hotel –ha dicho– "pasará de unas manos a otras" como ha ocurrido otras veces. Así que el gobierno municipal, en este sentido, no parece temer al cierre del mejor hotel que hay en el centro porque el negocio, insistía Cavada días atrás, es "viable": el edificio está en perfectas condiciones, en la mejor ubicación posible y los datos de ocupación que tiene son buenos. "Todo eso hace que estemos tranquilos", advirtió.

"Vendrá un nuevo operador en este trámite o en otro posterior", señaló la regidora, que reconoció también que el Ayuntamiento de san Fernando era conocedor de la difícil situación de la mercantil. Por eso, el área de Captación de Inversiones se ha dedicado también a ponerse en contacto con operadores del sector a fin de suscitar interés en el inmueble.

Interior del hotel Salymar, en una imagen de archivo.

Lo cierto es que el hotel Salymar no es solo el hotel de referencia del centro de San Fernando ya que es de titularidad municipal y desde sus inicios tiene una relación muy especial con la ciudad. De hecho, sus orígenes se remontan a 1956 cuando el propio Consistorio convocó un concurso público ante la ausencia de hoteles en San Fernando.

Del proyecto, finalmente, se encargaron los arquitectos Casto Fernández Shaw y Antonio Sánchez Esteve, que dieron forma a uno de los mejores ejemplos de la arquitectura contemporánea que pueden verse en la localidad. Se trata de una destacada obra enmarcada en la arquitectura racionalista o funcionalista –al igual que el centro de congresos o el centro de salud Cayetano Roldán (antiguo ambulatorio Hermanos Laulhé)– que en 2009, dado su valor, mereció su inclusión en el Inventario del Patrimonio Histórico Andaluz.

Ahí, en su ficha, se destaca "su arquitectura, discreta y funcional, que se asoma a este espacio (la calle Real) sin matices, empleando una retícula de hormigón en la que las habitaciones se ofrecen ordenadas al viandante, dando muestra de un nuevo tiempo".

El hotel se inauguró en 1967, hace ya 56 años. Desde un primer momento tuvo a la persona de José Puya al frente, primero como gerente de la empresa municipal que lo gestionaba y, luego, a través de una concesión que se prolongó hasta el momento de su fallecimiento, en el año 2000.

De aquellos años todavía se recuerda su cafetería –que no solo fue punto de encuentro de varias generaciones de isleños sino también el lugar donde se prodigaban diversos actos sociales– así como el bingo que existía en la primera planta y que estuvo activo hasta que el Ayuntamiento decretara el cese de la actividad poco después de que muriera José Puya.

En realidad, el Consistorio isleño había estado intentando la reforma del establecimiento hotelero desde mediados de la década de los 90, aunque no lo había conseguido. Así que fue entonces –al vincular la intervención a una nueva concesión– cuando pudo afrontar la mayor obra que hasta ahora se ha hecho en el edificio, una actuación que permitió convertirlo en un hotel moderno y atractivo para afrontar el nuevo siglo y el pretendido despegue turístico de San Fernando.

El Salymar cerró así sus puertas en septiembre de 2001 para reabrirlas en mayo de 2003 tras una transformación espectacular que lo convirtió en uno de los mejores alojamientos de La Isla y con la que dio comienzo a un nuevo tiempo, en aquellos momentos ligado a la cadena AC (aunque luego pasaría por manos de otros operadores).

Esa etapa, no obstante, llega ahora a su término –exactamente 20 años después– con la subasta pública del hotel después de que haya entrado en concurso de acreedores la actual concesionaria. Por el momento, el Ayuntamiento confía en un relevo a manos de otra operadora.