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San Fernando

La imagen para la historia que deja la Semana Santa del coronavirus en San Fernando

  • Calles vacías y templos cerrados, es la insólita imagen que La Isla brinda en esta Semana Mayor que llega tras más de 20 días de estado de alerta 

Calles vacías y templos cerrados, la imagen radicalmente diferente que brinda La Isla este año en Semana Santa.

Calles vacías y templos cerrados, la imagen radicalmente diferente que brinda La Isla este año en Semana Santa. / Román Ríos (San Fernando)

Calles desiertas por las que apenas transitan con premura algunos isleños con guantes, mascarillas y bolsas de la compra y templos en su mayoría cerrados. La procesión va por dentro, literalmente. La Semana Santa del coronavirus, esa Semana Santa que se está viviendo encerrado en casa y a través de las redes sociales, deja también para la historia esa imagen asombrosa e insólita que se recordará para siempre: la de la ciudad, que suele ser un hervidero de actividad durante estos días de cofradías, completamente paralizada y vacía en unas jornadas que se viven y disfrutan plenamente en la calle, algo que ahora es imposible. 

Más allá de la suspensión de las salidas procesionales en línea con las excepcionales medidas puestas en práctica por el Gobierno con el estado de alarma está esa ausencia de actividad en el interior de las iglesias y, por supuesto, también la de ese ambiente único que se respira en calles, plazas y barrios con las cofradías de cada día. No hay ni rastro de esa vorágine que hace palpitar a la ciudad durante estas fechas. 

La Isla presume de tener en la Semana Santa la mayor celebración de todo el año, la que más gente saca a la calle y la que mayor repercusión tiene en el comercio y en la hostelería, obligados también ahora a echar el cierre y a esperar a que todo pase y a temer las consecuencias de lo que viene después. Pero nada parece indicar que estemos en las vísperas del puente del Jueves Santo cuando se cumplen ya 23 días de obligado confinamiento y el encierro en casa pesa cada vez más. 

Las procesiones se suspendieron mucho antes de que se iniciara el montaje de la carrera oficial en la calle Real, cuya instalación marca cada año como un reloj la inminencia del Domingo de Ramos desde el centro de la ciudad. No hay, evidentemente, ni rastro de los palcos. Ni siquiera ha dado tiempo a eso este año. Pero además son muy escasos los ejemplos de los cofrades que han optado por decorar las fachadas y balcones desde sus casas para celebrar de esta forma particular la Semana Santa. No hay reposteros ni colgaduras en ventanas y balcones.

La Semana Santa se queda también en casa este año. 

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