Y el fango los puso en su sitio en la Fan Pin 2025 de San Fernando
Juan Antonio Martín y María Salud Poggio se llevan los laureles en una exitosa prueba extrema que ya tiene la vista puesta en su décimo aniversario
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Días antes de la Fan Pin daba la sensación entre muchos corredores de que la cosa no iba con ellos, que lo mismo el hecho de haber adelantado la prueba de forma considerable respecto a su fecha habitual podría haber descafeinado algo el asunto y mermado el número de corredores que salían de meta en esta novena edición. Pero nada más lejos de la realidad. Este sábado en La Clica no cabía un alfiler. Y es que la Fan Pin engancha y es raro que aquellos que la corren no terminen repitiendo.
De hecho, muchos tuvieron que aparcar más lejos que en otras ocasiones, en zonas como el polígono de Puente de Hierro o la barriada Bazán. Por lo menos el paseo sirvió de calentamiento para la titánica hazaña de cada año.
Prácticamente la totalidad de los 750 corredores que agotaron los dorsales el pasado mes de marzo en poco más de hora y media participaron en esta carrera extrema organizada por la Armada. Entre el público muchísimos familiares y amigos alentando a estos valientes cuando la fatiga apretaba y rondaba por la cabeza la idea de tirar la toalla. Sin ir más lejos, esta prueba se desarrolla en un ambiente muy familiar y hasta los más peques pueden disfrutar de una Mini Fan Pin adaptada para los niños.
Y en el fango un nutrido grupo de infantes de Marina controlando que todo iba bien, siempre con una palabra de ánimo y una botella de agua con la que ofrecer un momentáneo oasis en esta dura travesía.
Metidos en faena, y fango, la prueba volvió a destacar por lo de siempre. Un espíritu de superación y compañerismo que hace grande a esta carrera y acerca a los participantes los valores de la Armada. Aquí el único rival a batir es uno mismo y lo que sale del alma es ayudar y asistir al que lo necesita, no importa si se conoce o no, ya que allí todos son compañeros fango mediante. Un fango que jamás hay que subestimar, porque siempre te pone en tu sitio.
La dureza extrema de la prueba queda bien clara con un par de datos:tres horas de tiempo para completar tan sólo 8 kilómetros de recorrido en el que se alternan la carrera, los obstáculos y el fango. El truco está en unos dos kilómetros de fango finales que cuesta Dios y ayuda pasarlos y en los que la resistencia (física y mental) son puestas a prueba. Por lo menos este infierno gris se sufre con vistas a la Bahía y entre el simpático paseo de cangrejos. Algo es algo.
También hay sitio para la picaresca, para aquellos que aprovechan la mínima ocasión para salirse del recorrido y aferrarse a una sapina que les facilita un recorrido y les salva de un fango cuya textura se acerca a las natillas. Lógicamente, nada se escapa a los ojos de unos infantes que les dan el obligado toque de atención.
En cuanto al ranking, Juan Antonio Martín Tinoco se quedó a escasos segundos de batir el récord establecido el pasado año, siendo María Salud Poggio la primera mujer en entrar en meta.
El año que viene más y mejor para una prueba que se ha convertido en imprescindible por méritos propios y que ya tiene la vista puesta en la celebración su décimo aniversario. Diez años ya desde que la Armada abriese la participación de esta prueba a la sociedad civil. Casi nada...
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