Hace dos años creyó que había puesto el colofón a su larga trayectoria cofrade, con casi 20 años ejerciendo como presidente del Consejo de Hermandades, su mayor representante. Pero se equivocó. Al veterano Manuel Muñoz Jordán todavía le quedaba una cosa por hacer: pronunciar el Pregón de la Semana Santa isleña.

-Dentro de una semana se subirá al escenario del Real Teatro de las Cortes para pronunciar el Pregón de la Semana Santa. ¿Qué nos va a contar Manuel Muñoz Jordán?

-Voy a contar mis vivencias cristianas y cofrades adquiridas durante tantos años al servicio de esta parcela tan importante de la Iglesia, como son las hermandades y cofradías. Éstas son un camino muy válido, no solo para vivir la fe individualmente, sino muy importante para evangelizar desde esa fe adquirida en el transcurso de los años y siempre motivado por una continua y permanente formación cristiana.

-Desde luego, cuenta con una larga trayectoria cofrade que avala sin discusión su condición como pregonero. Aunque le he escuchado decir que jamás se vio como pregonero de la Semana Santa. Y eso que era lo único que le faltaba.

-Pues es verdad. Nunca me veía como pregonero, porque no soy pregonero. Yo no soy teólogo, ni poeta, ni tampoco escritor, pero eso no quiere decir que no sea capaz de contarle a La Isla las muchas vivencias y conocimientos sobres las hermandades y las cofradías que he adquirido en el transcurrir de tantos años al servicio de ellas. No cabe duda de que ser pregonero de la Semana Santa de tu ciudad es lo máximo a que puede aspirar cualquier cofrade.

-La historia, en realidad, tiene su gracia. Tantos años como presidente, acompañando al pregonero, notificando su nombramiento, viviendo con él los actos de la Cuaresma... Y ahora le ha tocado a usted.

-Así es la vida en ocasiones. Habiendo estado de presidente del Consejo durante casi 18 años, he tenido que designar a otros tantos pregoneros, y ahora, los que dirigen el máximo organismo cofrade, se han acordado de mí y me han premiado de esta manera tan especial, nombrándome pregonero.

-Su familia, sus vivencias y su fe cofrade como hombre de Iglesia son los pilares que articulan su Pregón... Eso ha dicho. Y eso es toda una vida.

-Es verdad, eso he dicho y sobre esos tres pilares están estructurando mi Pregón, para culminarlo con la Pasión. Muerte y Resurrección de Cristo en La Isla, visto desde la imaginación del pregonero.

-¿Ve el pregón como el colofón de su trayectoria?

-Lo decía anteriormente y lo mantengo. El proclamar el Pregón de la Semana Santa de su ciudad es el colofón de cualquier cofrade que se precie. Yo entendí que lo fue la Magna, pero me equivoqué. El premiarme los cofrades de mi ciudad con ser su pregonero supera a la Magna para mí, como cristiano y como cofrade.

-¿Qué cree que espera La Isla de su Pregón?

-Yo creo que ya se lo imaginan y lo saben. Considero que esperan el Pregón de un cofrade, ni más ni menos. Es un Pregón de mucha prosa, los versos los dejo para los poetas. Mi Pregón estará lleno de anécdotas, recomendaciones a los cofrades y vivencias de toda una vida entregada a la Iglesia por medio de las hermandades y cofradías. También recordaré a la Semana Santa del ayer.

-¿Tendrá un mensaje especial el Pregón para los cofrades? ¿Alguna dedicatoria? ¿Alguna mención especial?

-El texto del Pregón, en un alto porcentaje, está repleto de mensajes para los cofrades isleños en particular y para el cristiano en general, y efectivamente tendrá una dedicatoria muy especial.

-Y a los chavales que empiezan ahora, a los más jóvenes.¿Qué les diría Manuel Muñoz Jordán desde su larga experiencia?

-Muchas cosas que las considero muy interesante para ellos, y que los que asistan al Pregón, las oirán en directo, y los que no, a través de los medios de comunicación. Lamento no poder comentarlas en esta entrevista, porque entonces, ¿qué cuento yo el Domingo de Pasión en el Real Teatro de Las Cortes?

-¿Cómo vive la Cuaresma el pregonero? ¿Es distinta, habida cuenta de los años que, como presidente del Consejo, se ha llevado siempre en primera línea?

-Como cristiano, la estoy viviendo como la he vivido siempre. Para el creyente la Cuaresma no cambia con los años, no varía ni en su forma ni en su contenido. Es tiempo de reflexión, conversión y revisión de la vida interior. Como presidente que fui del Consejo, no cabe duda de que es totalmente distinta, pero este cambio, después de tantos años, me está sirviendo para encontrarme conmigo mismo aislándome de la alta responsabilidad que conlleva el cargo.

-La Magna, ¿fue el gran reto cofrade de su vida?

-No me queda duda de que efectivamente la Magna no solo fue un gran reto para mí, sino una grandísima responsabilidad como cofrade y como persona. El inmenso trabajo que tanto mi equipo de gobierno como yo llevamos a cabo no es para contarlo en unas líneas, sino para vivirlo con el cariño y el sacrificio que tanto las hermandades y cofradías como nosotros mismos pusimos en el empeño. A Dios gracias, ya que si lo queremos hacer mejor, no lo hubiéramos conseguido. Fue todo un éxito, no solo de organización sino de participación ciudadana.

-Y hoy, ¿cómo ve a las hermandades?

-Afortunadamente, nuestras hermandades y cofradías realizan su labor con total normalidad y, como asociaciones de laicos al servicio de la Iglesia de Cristo, están siempre dispuestas para irse adaptando a los cambios y a las directrices que la Jerarquía les demanda en cada momento. Yo considero que el dirigente cofrade es fiel cumplidor de las reglas y normas diocesanas que nos regulan, y por consiguiente estimo que la labor es bastante positiva.