Juan Carlos Muñoz Rivero pronuncia el Pregón de la Semana Santa

Semana Santa, "sobre todas las cosas"

  • El pregonero anuncia la llegada del Domingo de Ramos con un pregón de corte clásico en el que hace una defensa de la religión católica y sus hermandades "frente a la incomprensión y la falta de respeto" y apela inluso a la unidad de España 

Juan Carlos Muñoz Rivero, durante el Pregón de la Semana Santa de San Fernando.

Juan Carlos Muñoz Rivero, durante el Pregón de la Semana Santa de San Fernando. / Román Ríos (San Fernando)

El cofrade de los Afligidos Juan Carlos Muñoz Rivero ha cumplido en la mañana del Domingo de Pasión el encargó que tenía encomendado para anunciar la inminente llegada de la Semana Santa desde el Teatro de las Cortes ciñéndose al formato más clásico y ortodoxo del pregón, sin romper las reglas y con la palabra como único recurso.

Su relato de la Pasión según las hermandades de La Isla, que se ha extendido por dos horas, ha compartido necesariamente el protagonismo con la ciudad y sus escenarios: sus barrios y sus calles. Y ha dibujado entre prosa y versos los coloridos paisajes de la emoción que se reaviva cada Domingo de Ramos recreándose y deteniéndose en cada cofradía en un afán de captar y transmitir al auditorio la esencia de cada una de ellas: de alegría de la Borriquita en la jornada inicial de la Semana Santa a la pasión desbordada del noche del Nazareno o el luto silente del Santo Entierro en la tarde del Viernes Santo hasta, claro, la jubilosa mañana del Domingo de Resurrección, el gran final. 

Ha sido un pregón al estilo de los del viejo Cine Alameda. Casi, podría decirse, que todo un homenaje a esos 50 años de pregón que se cumplen hoy mismo. El pregonero, de hecho, no ha podido sino evocar aquellos Domingos de Pasión que hicieron historia cofrade allá por los 80, cuando la Semana Santa de La Isla iba descubriendo su grandeza, y que fueron un revulsivo que conmocionó su alma de cofrade.

Tanto le impactaban aquellas exaltaciones siendo un niño que al salir del acto le decía a su madre: "Un día daré yo el pregón". Juan Carlos Muñoz no ha podido sino compartir ese recuerdo familiar desde el atril del principal escenario de La Isla.

Pero en paralelo a la narración puramente cofrade, a ese relato de la Pasión según La Isla, se ha intercalado en otros planos un discurso que se ha cargado de mensajes, algunos sumamente contundentes y otros que han trascendido incluso el ámbito de la Semana Santa para referirse a la situación de la religión católica o incluso a la situación política de España.

Ha apuntado también el pregonero a lo largo de toda su disertación un largo listado de nombres propios que no ha querido dejarse en el tintero, especialmente de aquellos que ya no están -fue especialmente emotiva la mención a Juan Carlos Revuelta Caparros (El Carli) a comienzos de su disertación- y para con los que este cofrade de cuna ha querido tener un especial y emotivo recuerdo. También, claro está, ha compartido recuerdos y vivencias cofrades -entre ellos, su experiencia con la carga en la que se estrenó de la mano de su tío bajo el Gran Poder- y ha brindado un particular homenaje a su familia, la saga cofrade de los Muñoz, a sus padres, a sus hermanos... 

Ha surgido así un relato paralelo, salpicado de recuerdos y nostalgias que ha resultado a veces íntimo, a veces doméstico, a veces tambien de lo más cofrade y que ha avanzado conforme lo ha hecho la cronologia pasional de forma que, a la postre, se ha mostrado al auditorio dos Semanas Santas diferentes: la de la ciudad, la que hace palpitar la calle, y la del pregonero, la que vive con su familia, con su cofradía, la que mueve sus sentimientos y también sus reflexiones, a las que ha dado rienda suelta en el atril.

Y en ese hilo narrativo, Juan Carlos Muñoz ha convertido la defensa de la religión católica y de la Semana Santa y de sus cofradías en un leit motiv que ha reaparecido insistentemnete a lo largo del pregón para denunciar la incomprensión y la creciente falta de respeto de "una ola de laicismo y cristofobia en la que estamos inmersos".

Las hermandades –ha dicho el pregonero– han servido en Andalucia de "muro de contención" en un país "que hay que volver a evangelizar"

"Ya está bien de que la religión católica sea atacada por todos los frentes"

"Muchos de los que están ahí afuera piensan y dicen que estamos trasnochados y clavados en épocas pasadas. Muchos de ellos, incluso intentan mofarse, reírse, ridiculizarnos e incluso ofendernos con lo que hacemos. Muchas veces, desde la ignorancia y la falta de respeto intentan hacer daño a esta Semana tan importante para los cristianos", ha lamentado al advertir que "ya cansa poner tantas veces la otra mejilla".

"Ya está bien de que siempre sea la religión católica la que sea atacada desde todos los frentes", clamó el pregonero desde el atril de Las Cortes.

Juan Carlos Muñoz se ha tomado también la licencia de compartir sus inquietudes ante los problemas políticos del país y ante el avance de los populismos que, de paso, intentan "meterle mano a la Semana Santa" por ser algo "de otros tiempos".

"Quieren dejar todo atisbo de religiosidad popular o piedad popular recluida en las sacristías y en un entorno meramente privado. Y en algunos casos, ni eso. Y convertir estas fiestas en el solsticio de la primavera, en la exaltación del sol, en el turismo y el periodo vacacional para desconectar de tanto estrés...", ha lamentado de nuevo antes de proclamar un particular credo: "Creo en la Constitución española que votamos todos los españoles y en su Estado de Derecho, donde se promulgan derechos individuales, se consagran la igualdad, se estableció la división de poderes como en la Constitución del 12 y se proclamó la libertad de expresión. Creo en una España justa y solidaria. Y creo en la Monarquía parlamentaria y que nuestro Rey es don Felipe VI, que Dios guarde siempre".

"Super omnia Christus -sobre todas las cosas, Cristo- es el lema de mi vida"

El pregonero ha roto también el orden secuencial de la Pasión para rematar la faena en el atril con los versos que dedicó a su hermandad de Jesús de los Afligidos en ese encuentro con su madre, María Santísima de la Amargura, que marca la tarde del Lunes Santo: "Solo una mirada que dura toda la vida", dijo al referise al misterio que ha marcado su existencia. Rescató también el lema de la hermandad –Super omnia Christus– que, admitió, "es el lema de mi vida". "Al final, siempre están ellos, No podía ser de otra forma", ha admitido en los últimos momentos de su disertación. 

Pero antes, no obstante, ha lanzado otro de los mensajes que ha marcado su discurso: un alegato a los cofrades para revestirse con la túnica de su hermandad y acompañar a sus titulares en la salida procesional. En eso, dijo, radica la "esencia de ser cofrade": "Ser discípulo suyo revestido con tu túnica caminando junto a Él por las calles de tu amada ciudad bajo el anonimato del antifaz".

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