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Inauguración del curso de san romualdo Conferencia 'El Mundo de Luis Berenguer'

Emoción y devoción para recordar a Luis Berenguer

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Luis Berenguer fue recordado ayer por los académicos de San Romualdo en la apertura de un nuevo curso. Uno de ellos, Enrique Montiel, tomó la palabra para referirse a este escritor. Se produce este homenaje de la entidad cuando la editorial Algaida reedita la obra escrita de Berenguer. Porque las emotivas palabras de Montiel muestran una huella que sobrepasa el legado literario de "un gran maestro de la novela española contemporánea".

El académico de número, escritor prestigioso y especialista en flamenco, como lo presentó Manuel Baturone, tomó la palabra para describir El Mundo de Luis Berenguer. El nombre de la conferencia le sirvió para recordar no sólo los lugares de las novelas del escritor nacido en Ferrol, sino también para resaltar su figura dentro de la España y de La Isla en la que vivió. Estados Unidos, la Escuela de Marín, El Puerto de Santa María, la casa de su suegro en la calle Real, el Café Gijón, La Carraca, todos y cada uno, y más, se encuentran en el recorrido vital de Luis Berenguer. Para sus personajes eligió otros microcosmos, entre ellos el Parque de los Alcornocales, que se refleja en su primera novela, El Mundo de Juan Lobón. En su obra la naturaleza, ocuparon un papel importante, esencial. Defendió el medio ambiente, la ecología, mucho antes de que se pusieran de moda, apuntó Enrique Montiel.

Y en ese entorno sitúa a un tipo de personaje que recorre sus novelas: el personaje angelicado en contacto con lo natural. Es una de las características de la "inclasificable" obra de este escritor, la intención de contar lo puro, lo incontaminado. Una búsqueda, en definitiva, del ideal humano, "del hombre en la naturaleza, del hombre puro". Esa perfección de algunos de los personajes también marcaba el modelo estructural de las novelas, diferente en cada una, "porque dentro de su novela había una teoría de la novela, como los grandes especialistas", afirmó el conferenciante.

Berenguer sorprendió cuando irrumpió en el mundo literario español. Montiel lo expuso en palabras, mientra observaba directamente a los asistentes: "¿Quién es éste? ¿Quién es éste de uniforme que escribe?, se preguntaban en el Café Gijón". Porque si inaudito fue su esfuerzo para escribir y su dominio de los registros sociolingüísticos, llamativo resultó que fuera un hombre consagrado a la Marina Española, que escribía en casa y en la oficina; que pudiera leer posiblemente en inglés El Ulises, de James Joyce.

Luis Berenguer no ha dejado indiferente a quienes lo conocían, como Enrique Montiel, que se refiere a él como su maestro, y que ayer mostraba con su voz entrecortada la emoción que sentía mientras recordaba su último encuentro con el autor de Sotavento, poco antes de su fallecimiento en 1979. La Academia de San Romualdo no lo olvida, señaló su hija Elvira, ni tampoco La Isla.

José Carlos Fernández Moreno, presidente de la entidad, dio por inaugurado el curso académico al principio. Al final, recordaba su última visita a la casa de Berenguer, hace una semana.

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