Tribuna

Credo cofrade

  • Hoy saldrán otras tres hermandades. Es evidente que La Isla sigue creyendo en sus cofradías

NO descubro nada nuevo al afirmar que entre cierto sector está de moda criticar a nuestras hermandades y cofradías. Hay quien sostiene que no tienen razón de ser en los tiempos que corren y que incluso habría que limitar las manifestaciones de fe públicas en un estado como el nuestro, aconfesional. Sin embargo, en esta jornada de Miércoles Santo, como en el resto de días de la Semana Santa, los isleños volverán a salir a la calle para llenar los barrios de la Bazán, el Cristo y el más céntrico de la Iglesia Mayor, para admirar y emocionarse con el discurrir de las tres corporaciones que realizan hoy su salida procesional.

 

Por tanto, me parece evidente que San Fernando, a pesar de todo, sigue creyendo en estas asociaciones de fieles, algunas más antiguas que la propia ciudad.

La Isla, seguirá creyendo en las hermandades mientras a ellas se acerquen personas cuya única motivación sea servir a la Iglesia a través de la devoción a unas imágenes sagradas.

 

Seguirá creyendo en ellas mientras miles de isleños se nieguen a sí mismos revistiéndose con el hábito nazareno para, en penitencia, acompañar a sus titulares dando público testimonio.

 

Seguirá creyendo en ellas mientras continúen situando en lugar preferente  a Jesús Sacramentado, verdadero sustento de nuestra fe.

 

Seguirá creyendo mientras sus dirigentes demuestren interés por la más que necesaria formación cristiana de sus hermanos y allegados, en este momento tan difícil para los creyentes, criticados de forma cruel e injusta a la mínima oportunidad.

 

San Fernando seguirá creyendo en las cofradías mientras personas de todas las edades y condiciones estén dispuestas a sacrificar su tiempo y el de su familia para dedicarlo a una hermandad en interminables reuniones hasta la madrugada, en la limpieza de la mal llamada plata, en el montaje de unos cultos o en la ingrata tarea de la postulación y todo ello sólo por el amor a su Cristo y a su Virgen.

 

Seguirá creyendo mientras sigan evitando que un bueni número de jóvenes se abandone en tentaciones y vicios poco recomendables.

 

Seguirá creyendo mientras sigan siendo depositarias de la rica y secular liturgia de la fe católica, recuperando ritos y ceremonias en desuso y en muchos casos casi olvidadas.

 

Seguirá creyendo en ellas mientras la ayuda discreta al necesitado y al que sufre esté siempre presente junto a los bordados, las flores, la música y el estreno de alguna insignia.


Seguirá creyendo mientras con sus encargos continúen dando trabajo a tantas y tantas familias de artesanos y manteniendo oficios de otra forma abocados a la desaparición.

 

La Isla seguirá creyendo en las cofradías mientras ante la imagen de un Cristo o una Virgen al pasar por cualquiera de sus calles, se escape de un corazón conmovido una oración sincera, una padrenuestro desesperado o un avemaría agradecido.

 

Y seguirá creyendo en las hermandades a pesar de sus muchas imperfecciones; a pesar de que en su seno se produzcan hechos, acciones y comportamientos poco comprensibles en asociaciones en la que nos llamamos hermanos; a pesar de sus muchos defectos inherentes a la condición humana de los hombres que las componen.

 

Pero es que perfecto solo hay Uno, Aquel que con sus Dolores y su Buena Muerte en la Vera-Cruz, nos dio muestra de su Gran Poder y de su Amor por nosotros regalándonos la Resurrección y al que tenemos que tomar como ejemplo para que las cofradías sean cada vez mejores y más auténticas.

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