Críticas a la ley antitabaco por ignorar las opciones útiles en reducción de daño
Para algunos expertos, equiparar productos que eliminan el humo con el tabaco tradicional es un error que invisibiliza el problema de fondo
El anteproyecto de ley antitabaco aprobado por el Gobierno se encuentra ahora en proceso de debate y ha despertado críticas entre el sector de profesionales de la salud que contemplan algunas alternativas al tabaco tradicional como herramientas útiles en programas de reducción del daño. El texto define y regula de forma específica productos como los cigarrillos electrónicos (con o sin nicotina), las bolsitas de nicotina oral, los productos herbales para fumar o los dispositivos de tabaco calentado, equiparándolos al tabaco convencional.
“Una propuesta de ley de tabaquismo como la que ha aprobado el Consejo de Ministros, que ignora la ciencia y no da soluciones realistas a los fumadores, es una ley abocada al fracaso”, denunció Fernando Fernández Bueno, cirujano oncológico del Hospital Gómez Ulla y portavoz de la Plataforma para la Reducción del Daño por Tabaquismo, durante un webinar organizado por esta entidad.
Los expertos recuerdan que desde la ley antitabaco de 2005 y su actualización de 2011, España ha avanzado en la lucha contra el tabaquismo, pero advierten de que el nuevo texto “repite recetas de hace dos décadas” y pasa por alto los avances científicos. “Hoy sabemos que lo que mata es la combustión, no la nicotina. Equiparar productos sin humo con el tabaco tradicional es un error de salud pública”, afirmó Fernández Bueno.
Otros especialistas, como Josep Maria Ramon Torrell, responsable de la Unidad de Tabaquismo del Hospital de Bellvitge, subrayan que existen “numerosos estudios científicos que demuestran que estos productos son sustancialmente menos dañinos y pueden ser una herramienta eficaz para dejar de fumar”. En la misma línea, Miguel de la Guardia, catedrático de Química Analítica en la Universidad de Valencia, calificó la iniciativa de “ley que apuesta por el moralismo, que criminaliza al fumador y que niega la ciencia”.
Mientras países como Reino Unido, Suecia o Japón han logrado reducciones históricas en la prevalencia de fumadores gracias a la incorporación de alternativas menos dañinas en sus políticas, España camina en dirección contraria. El Reino Unido registra hoy un 12% de fumadores (la mitad que España) y Suecia apenas un 4,6%, lo que le ha permitido convertirse en el primer país libre de humo del mundo, según datos oficiales. En el otro extremo, países como India, Uruguay o Vietnam han prohibido estos productos alternativos.
Los ponentes lamentaron además que el anteproyecto de ley antitabaco haya dejado fuera medidas eficaces como el empaquetado genérico —aún por dirimir— o el incremento de impuestos al tabaco tradicional.
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