La SALINIDAD que se adentra por el río y campos del Noroeste

A la carta. La comarca tiene entre sus principales valores gastronómicos la pesca del caladero del Golfo de Cádiz, la desembocadura del Guadalquivir y una huerta que por su cercanía con el mar le aporta una salinidad característica. A Sanlúcar de Barrameda le pasa con sus vinos (la manzanilla es como un fino jerezano pero acunado por la brisa marinera que le da un toque diferente) y con las papas de Sanlúcar, que merecen su nombre propio por sus elementos singulares. Sus vecinas Chipiona y Trebujena no se quedan atrás en esta descripción, y en el caso de este último municipio con la singularidad que le da la ribera del río, donde las angulas tienen un peso específico. No podemos olvidarnos de los Garbanzos como conejo, que tienen su propia fiesta en el municipio, y de los mostos, aunque desarrollaremos más estos establecimientos en la página dedicada a Jerez.

Rota y los americanos

La huerta roteña da magníficos manjares de los que salen platos típicos como el arranque (una especie de salmorejo majao) o la salsa ‘a la roteña’ ideal para acompañar al pescado. Pero la gastronomía del municipio ha sufrido una curiosa evolución por la irrupción de la Base militar americana. Las hamburgueserías y las pizzerías proliferaron como de la nada, y trajeron costumbres lejanas como la de echarle salsas como mahonesa o ketchup a las pizzas.

Langostino

de Sanlúcar, considerado como uno de los mejores, se cría en la desembocadura del río Gualdalquivir. Se caracteriza por sus bigotes resistentes, por su color amarillento con franjas transversales marrones y por su carnosidad y sabor, que marida a la perfección con la manzanilla.