Pastos de la Sierra para generar el mejor QUESO DE CABRA

La Sierra de Cádiz está plagada de queserías artesanales, tanto que entre la producción de este producto tan premiado internacionalmente y el sector ganadero con el que elaboran estos lácteos, sus cabras payoyas autóctonas además de sus ovejas merinas, suponen un 30% de la economía de la comarca gaditana.

Estos pueblos blancos, tan blancos como quedan sus platos después de rebañar sus delicias, se caracterizan por sus fachadas encaladas y calles empinadas. Aquí abandonamos la gastronomía marítima basada en el pescado (aunque haya truchas) y tiramos más de agricultura y ganadería para disfrutar de sus tradiciones culinarias. El aceite de Algodonales, Zahara, Olvera, El Gastor, Setenil, Torre Alháquime y Alcalá del Valle es espectacular y cuenta con su propia denominación de origen Sierra de Cádiz.

Las zopas sin cuchara

Uno de los platos más característicos de la Sierra gaditana son las zopas (de tomate o de espárragos, principalmente), con Villamartín como escenario principal. De sopa tiene poco porque se cuece hasta que se elimina todo el agua y se queda con aspecto de tortillón. El pan es otro de los puntos fuertes de los Pueblos Blancos. La alboronía (una especie de pisto de verduras), las migas o el potaje de garbanzos con tagarninas son también joyas de la cocina serrana, donde no faltan los platos de carne como el cabrito, el chivo o los guisos de cuchareo.

Buenos postres

En cuanto al dulce, destacamos el gañote típico de Ubrique y Algodonales, un cilindro aromatizado con ralladura de limón, canela, sésamo y anís. También podemos encontrar entre sus emblemas el bollo de Arcos, aunque no nos podemos dejar por el nombre porque la apariencia es más de rosco de almendras, aunque de textura interior esponjosa.