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ENERGÍAS RENOVABLES

“Este barrio es ejemplo de que la ciudadanía sí está a la altura”

Amanda Rivillas, consultora ambiental

Amanda Rivillas, consultora ambiental / C. P. (Puerto Real)

Esa ventana de oportunidad para frenar lo peor del Cambio Climático de la que tanto hablan los comités de expertos, se está cerrando. Apenas nos quedan siete años, lo que resta hasta el 2030, para tomar medidas contundentes. Hay que frenar a toda costa el calentamiento global, evitar que la temperatura de la Tierra aumente en 1,5 grados más de la temperatura media que teníamos en la época preindustrial, que ya ha crecido en un grado.

Ese objetivo es el que se persigue en los Planes Contra el Cambio Climático que todos los municipios andaluces están obligados a elaborar y aprobar, en el marco de las determinaciones del Plan Andaluz de Acción por el Clima.

“El ahorro y la eficiencia, también la apuesta por las comunidades energéticas, siempre son propuestas técnicas para la mitigación y adaptación que hacemos en la elaboración de los planes”, dice Amanda Rivillas. Es Licenciada en Ciencias del Mar, educadora ambiental y consultora de Atlántida Medio Ambiente, una consultoría ambiental que ha elaborado estos planes para ayuntamientos como el de Puerto Real, San Fernando, Tarifa y otros muchos de la provincia de Cádiz.

Paneles solares en las azoteas de Ciudad Jardín Paneles solares en las azoteas de Ciudad Jardín

Paneles solares en las azoteas de Ciudad Jardín / C. P. (Puerto Real)

“Lo que se ha hecho en esta barriada, en Ciudad Jardín de Puerto Real, es un ejemplo que tenemos que seguir y demuestra que la ciudadanía sí está a la altura de lo que tiene que  hacer. A mí me da mucha alegría”. La experta en gestión ambiental no oculta su entusiasmo al conocer el proyecto, confiada en que sirva de ejemplo y arrastre a otras muchas personas, y que se den los pasos para romper esas paredes de miedo que, a veces, tenemos ante lo nuevo.

Explica Rivillas que estamos transitando un cambio, a nivel de consumo y energía, que puede ser bastante traumático. Abandonar las energías fósiles y abrir paso a las renovables no es un camino llano y, probablemente, no esté alcance de todo el mundo porque la inversión se impone. Sin embargo, de forma colectiva se puede conseguir, tal y como han hecho en la barriada Ciudad Jardín.

Es un ejemplo de autoconsumo compartido: un colectivo de personas que se ponen de acuerdo para tener placas solares en sus tejados, que le abastecen ya sean para sus zonas comunes o para sus viviendas

“Por suerte se está avanzando muy rápido por varios motivos. Primero porque cada vez es más sencillo poner placas en casa, hay mas empresas que lo hacen y hay más facilidades. Además, la normativa, afortunadamente, también se ha ido flexibilizando”, apunta.

A este proyecto, que aúna las ventajas de abaratar costes de forma muy significativa en la factura de la luz y contribuir a la necesaria lucha contra el cambio climático, Amanda Rivillas suma una tercera pata, que es la de “generar comunidad entre vecinos, estrechar lazos y compartir un mismo proyecto”.

Uno de los principales avances que se han producido en los proyectos de autoconsumo compartido, es que ahora ni tan siquiera es necesario tener la placas solares en tu propio tejado. “Hemos pasado a poder autoconsumir en un radio de dos kilómetros a la redonda”, matiza.

También hay muchos ayuntamientos que se están poniendo en marcha y cediendo cubiertas de edificios públicos para determinados proyectos colectivos. “Ahí sí que entran las comunidades energéticas locales como tales, donde no solo estas consumiendo esa energía que produces sino que, además, aquellos excedentes que tienes puedes reinvertirlo en mejoras de la propia vivienda, en enchufes para coches eléctricos o en proyectos contra la pobreza energética, que es lo que se intenta promover.

Sin embargo, las comunidades energéticas aún van despacio. En España, según datos del Instituto para la Diversificación y Ahorro de Energía (IDAE) hay actualmente alrededor de medio centenar de comunidades energéticas, nada que ver con otros países del norte de Europa, que están más avanzados en este sentido.

“Las comunidades locales también van despacio porque tiene que haber un compromiso serio por parte de los ayuntamientos. En la ciudad de Cádiz se intentó, aunque parece que ahora está el tema más parado. En Puerto Real también se quiere iniciar, pero sí que hay algunas funcionando en zonas como Aroche y Arroyomolinos de León (Huelva) o Monachil (Granada), con gran éxito”.

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