COMERCIO LOCAL

Los achaques del Mercado más antiguo

  • Los comerciantes de la Plaza encadenan las protestas mientras el edificio, del siglo XVIII, sigue deteriorándose

  • Algunos detallistas han optado por cerrar los puestos y marcharse

Una de las calles del Mercado de Puerto Real, donde han cerrado varios puestos.

Una de las calles del Mercado de Puerto Real, donde han cerrado varios puestos. / C.P.

El de Puerto Real es el Mercado de Abastos más antiguo de Andalucía que aún conserva su uso. Una historia que siempre ha llevado a gala pero que desde hace ya mucho tiempo le pasa factura. Es un mercado antiguo en el peor de los sentidos, que no ha sabido adaptarse a los nuevos tiempos ni aprovechar su bagaje histórico para recuperar la hegemonía del comercio local que siempre tuvo.

La última vez que se invirtió en serio en el mercado municipal fue a finales de los 90, pero sólo se completó una fase del proyecto. Desde entonces, todo han sido parches y lavados de cara que no han servido para que recupere la vida que va perdiendo poco a poco, a pesar del esfuerzo de los detallistas por conservar un sello de calidad en los productos y precios, que desentona con el entorno.

Los detallistas trabajan para ofrecer calidad y precio pero el entorno no les acompaña

Nadie duda que el mercado necesite un impulso y en el ámbito político también se sabe. Los programas electorales, desde hace décadas, se han llenado de proyectos para "fomentar", "mejorar", "impulsar" o "poner en valor" el Mercado, pero nunca se pasa de intervenciones puntuales que incluso se hacen sin tener en cuenta las verdaderas necesidades de los detallistas. Es lo que piensan los comerciantes de la última intervención que se ha ejecutado en el edificio, con cargo al Plan Invierte de la Diputación. Dos proyectos para los que se han invertido más de 30.000 euros en reformar el cuarto de contenedores, que dicen los comerciantes que no se usa, y el vestuario del vigilante de seguridad, que ya no existe en el Mercado. Otra cosa perdida y demandada por los detallistas.

Cuando este periódico entra en el mercado los comerciantes enseguida se sueltan: "Hazle una foto al techo para que se vea la grieta que hay", dice Jesús, que regenta una recova. "Y aquí, mira esto", grita Paco, del puesto de aceitunas, mientras sale de su lugar de trabajo. "Esto está peligrosísimo porque cualquier día se mata alguien aquí", señalando una de las canaletas para desagüe que hay en el suelo. Un vaticinio del comerciante que se cumple solo un día después cuando una mujer publica en las redes sociales que había metido el pie justo en el lugar señalado.

Charo Damián, también detallista del Mercado, ha sido quien en los últimos meses ha reclamado con más insistencia que se intervenga. "No me va a dar tiempo a jubilarme aquí. Cuando lo arregléis, traerán a los turistas de excursión y les enseñarán las placas que recuerden a los últimos que resistimos aquí", lamenta.

El Mercado está lleno de carteles con mensajes alertando del mal estado del edificio que diseñara en el siglo XVIII el arquitecto Torcuato Benjumeda. Pero la peor imagen, la que realmente es desoladora, es la de la ausencia. Puestos cerrados a cal y canto e incluso desmantelados al completo. Se han marchado veteranos de la Plaza y no han conseguido resistir quienes apostaron por dar un giro comercial al Mercado con un puesto de productos gaditanos y gourmet, que tampoco logró aguantar.

Pero lo cierto es que toda la responsabilidad no es del Ayuntamiento. Sólo hay que hablar con los propios detallistas para notar cansancio y cierta apatía. Ni tan siquiera entre ellos existe coordinación y se actúa por libre, en grupos, pero no con la unidad necesaria para abordar un problema de todos. El comercio más tradicional también abandonó las tradiciones. En apenas unos días se celebrará la fiesta de los Tosantos que siempre fue el día grande del Mercado y que también acabó perdiéndose. El Ayuntamiento se desentendió y los detallistas dejaron que acabara muriéndose. El 1 de noviembre en la Plaza no habrá ni 'monumentos de fruta', ni pollos, cerdos o caballas disfrazadas. Lo más probables es que en esa jornada el Mercado de Abastos de Puerto Real cierre sus puertas.

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