La ciudad Bahía
Se consagra con el segundo puente una política que prioriza el automóvil.
Ayer y hoy, cada ayuntamiento no ve más allá de sus límites territoriales
La población de la ciudad de Cádiz ha disminuido unos 19.000 habitantes en los últimos 20 años, es decir, un 14 % de la que tenía a comienzos de siglo, lo cual preocupa al Ayuntamiento. Sin embargo, la población de la Bahía (Cádiz, San Fernando, Chiclana, Puerto Real y El Puerto de Santa María) ha aumentado un 8 %. En los mismos años, la población de Sevilla ha disminuido ligeramente y la de Jerez de la Frontera se ha incrementado un 16%, al disponer de un gran término municipal en el que existen abundantes núcleos de población.
En la ciudad de Cádiz, donde su geografía obliga a apiñar a sus habitantes en 11 km2, suponiendo una de las más elevadas densidades de población de España, superior a los 10.000 habitantes por km2, se ha seguido pensando que los problemas urbanos pueden resolverse en tan exiguo territorio. Problemas pendientes como la vivienda y el empleo solo pueden abordarse en el conjunto de la Bahía.
El carácter metropolitano de este área es una realidad ciudadana de hecho que no tiene su correspondencia en las instancias políticas y administrativas. La gente trabaja en un sitio, vive en otro y se divierte en otro, soportando carencias de transporte y accesibilidad. Los 426.000 habitantes se reparten en una constelación de ciudades medias focalizadas en los centros históricos, rodeadas de desarrollos periféricos menos afortunados, pero con espacios entre ciudades que aún conservan gran parte de sus valores naturales.
La mayoría de ciudades que crecen en “mancha de aceite” presentan fuertes problemas de degradación de sus centros por la presión radial ejercida por el tráfico, vaciado del centro y traslado de residencia y actividad a la periferia. Tenemos un caso bien cercano: Jerez de la Frontera.
La elaboración en 1981 del documento de Bases para la coordinación del planeamiento urbanístico de la Bahía de Cádiz, promovido por la Junta en colaboración con la Diputación, sirvió para elevar en los años 80 el nivel de concienciación pública sobre el carácter común de los problemas urbanos de los distintos municipios de la Bahía y la necesidad de abordar los mismos de manera coordinada.
En estas décadas se han realizado actuaciones contrarias al mismo, entre ellas las ocupaciones y destrucción de espacios vacíos de gran valor entre ciudades: grandes centros comerciales en San Fernando, polígonos industriales y desarrollos residenciales en El Puerto de Santa María y Chiclana de la Frontera, etc. El proyecto de “Parque de las Salinas” entre Cádiz y San Fernando se olvidó para construir la estación depuradora, que necesitó un gran espacio por su atraso tecnológico. Algo muy importante se ha hecho desde la administración autonómica, como es la protección y mejora de algunos espacios naturales, los Toruños y otros.
Coherente con el Documento de Coordinación de la Bahía fue el Plan Intermodal de Transporte de los años 90, que pretendía la mejora del modelo polinuclear mediante la potenciación del transporte público hasta el 35% y la merma del privado al 65 %, estableciendo una adecuada relación entre ambos sistemas. Cuando se estaba terminando de redactar este Plan se impuso por los responsables políticos la idea de un tercer acceso a Cádiz mediante el empeño del segundo puente, con una enorme inversión que hubiera debido emplearse en la mejora del transporte público. El Plan de Transporte hubo de incorporar el nuevo puente al final de su redacción, pero lo condicionó a que se cumplieran las previsiones de potenciación del transporte público. Iba a hacerse una exposición pública pero no se celebró. El Plan se olvidó por completo.
Se consagra con el puente una política que prioriza el automóvil. ¿Para cuándo una estrategia de transporte público que enlace las ciudades de la Bahía? Ello permitiría realizar con comodidad lo que viene haciéndose desde hace muchos años: vivir en un lugar y trabajar en otro, y disfrutar de los equipamientos de cualquier punto de la Bahía, especialmente los espacios verdes y deportivos. Se precisa un auténtico ferrocarril de cercanías con aparcamientos baratos de gestión pública junto a las estaciones, enlazados con autobuses eléctricos que circulen por carriles propios, que no precisan las costosas infraestructuras de los tranvías y permiten recorridos más versátiles.
El soterramiento del ferrocarril en Cádiz, planteado desde los años 80, fue una mejora indudable para la Ciudad al anular la barrera que existía entre los barrios de Puerta de Tierra y eliminar las traseras ferroviarias. No obstante, no se aprovechó todo el potencial de tan gran operación al no quedar enlazada la segunda avenida de Cádiz con el puente antiguo.
Ayer y hoy, cada Ayuntamiento no ve más allá de sus límites territoriales. Se precisa una gestión conjunta para modernizar las estructuras urbanas de la Bahía, especialmente las de transporte público, dotando a las mismas de elementos estructurantes y significantes que impulsen de una vez la creación de esta nueva Ciudad Bahía, constelación de ciudades de tamaño medio bien enlazadas y separadas por espacios verdes de disfrute público. No se trata de entender la Bahía como el espacio de expansión de Cádiz, sino como una estructura urbana polinuclear equilibrada en la capital se integre en igualdad de condiciones.
Las ciudades históricas de la Bahía deben seguir siendo los polos de esta constelación de ciudades. Sin embargo, arrastran sus problemas de envejecimiento físico y poblacional, enmascarados en operaciones de maquillaje e implantación de aparcamientos subterráneos en los centros, con grave deterioro patrimonial y congestión de tráfico rodado. Cada ciudad necesita intervenciones internas para integrarse mejor en el conjunto.
La relación del Casco antiguo de Cádiz con el resto de la ciudad y el área de la Bahía exige la ordenación de la plaza de Sevilla y su entorno como pieza urbana de primer orden e intercambiador de transporte. Ello tiene una larga historia, desde que en 1997 se convocó y resolvió el concurso de ideas. Mientras tanto, una de las zonas más delicadas de la ciudad, en la transición entre el Casco Antiguo y Extramuros, sigue siendo un espacio degradado ante las nobles murallas de la ciudad, que se encuentran abandonadas, albergando aparcamiento y depósito de vehículos. Los lienzos de los baluartes de Santa Elena y Santiago saludan desde su decrepitud a los viajeros que llegan a Cádiz por tren. Lo que en cualquier ciudad sería mostrado como noble testimonio del pasado, en Cádiz se ofrece como una trasera sucia y descuidada.
También te puede interesar
Lo último