Tribuna libre

Blanca Flores Cueto

La sombra quiñonesca es alargada

Van tres paseos gaditanos en torno a la obra, el espíritu y la figura de Fernando Quiñones. En este año, se cumplen quince años de su fallecimiento y treinta de que La canción del pirata fuese reconocida por los Premios Planeta. Muchas otras causas a sus espaldas de las que en estos días primaverales no hacemos más que hablar y que nos obligan a tenerlo siempre presente y a reivindicarlo. Causas que por no darlas por perdidas concitan a tantas almas a su alrededor durante una jornada.

La ruta, sus preparativos, los recuerdos que deja entre los que la viven y la comparten, nos llenan desde entonces de recuerdos de Quiñones hasta la siguiente cita. Para una estudiosa de la Literatura, lo primordial es su obra, pero para una gaditana lo es también el legado que nos cedió en su integridad. La ruta nace del reconocimiento y del agradecimiento, de la queja y de la propuesta.

Decir Fernando Quiñones es decir literatura, cultura, periodismo, cine, flamenco, medioambiente, universidad, emprendimiento, creatividad, ciudad…. Pero también es decir república, drago, Sampedro, Caballero Bonald, Cervantes, reivindicación, recortes, precariedad… Decir Quiñones es poner sobre la mesa que esta ciudad en la que vivimos sonríe pero no por autocomplacencia.

En una ciudad que lo dice cantando aunque precisamente no esté alegre. Él, el de las "mijitas", nos enseñó a pedir, a hacer, a aportar y por eso también reivindicamos, en una jornada cargada de vivencias compartidas, que no podemos quedarnos con los brazos cruzados.

Nuestra ciudad posee un entorno sin igual, sol, playas, buena gastronomía, vinos, arte para rabiar… pero también unas administraciones que no se ponen de acuerdo y que no han sabido sacar adelante a este puñado de kilómetros lleno de problemas, que se llama Cádiz.

La conciencia de la cooperación en esta era digital, el reconocimiento a nuestra idiosincrasia en un contexto sin parangón y la desolación de la quimera, como escribiría Luis Cernuda; debieran ser el motor para despertar las conciencias en una jornada festiva y reivindicativa al unísono, como es la Ruta Quiñones. Nuestra Cultura e Historia merecen gestionarse con empeño de una vez por todas, amparando el espíritu emprendedor de nuestra gente y potenciando que por fin esa educación y cultura que tanto reclamamos no sólo sean nuestras señas de identidad sino que se conviertan en los pilares de nuestro futuro. A sabiendas de que ni todo vale, ni todo es gratis total, pero ya hemos pagado bastante y queremos acabar culturalmente con la insoportable desidia.

Viva Fernando Quiñones.

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