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Víctor Rodríguez

Lo de siempre

Es verdad que lo conocido nos da seguridad, que es necesario tener un sitio donde reclinar la cabeza

31 de marzo 2024 - 08:39

HOY, que es Domingo de Resurrección de esta Semana Santa tan distinta a lo habitual, tan lluviosa, pareciera que volvemos a cerrar un círculo que volverá a girar hasta el año que viene, lo que me parece un error. La vida, más que cíclica, es lineal, como el agua del río, no volveremos a pasar dos veces por lo mismo. Podrá ser semejante, pero nunca igual, y ahí precisamente radica el sentido de la vida, y, desde luego, de la vida cristiana que tiene hoy su día grande. Jesús se definió a sí mismo como “el camino, la verdad, y la vida”. El camino. También se define como “el buen pastor”. Todas referencias a una vida en movimiento, en la búsqueda y la acción. En algún momento de la Historia, el mensaje evangélico se hizo sedentario, se vinculó a los pueblos y se hizo tradicional. Pasó de revolucionario a institucional, y se asentó, siguiendo principalmente el ritmo de las cosechas, un ritmo circular: sembrar, cultivar, cosechar… siempre igual, año tras año.

Un mensaje tan poderoso como el de Jesús de Nazaret no se puede limitar a un “recuerdo”, tiene que llevar inexorablemente aparejado un proyecto de vida. Puede ser de acción, de contemplación, o de ambos, pero nunca estático. Eso no casa con los mensajes evangélicos de no mirar a atrás, de dejarlo todo y de seguirle.

Es verdad que lo conocido nos da seguridad, que tener un sitio donde reclinar la cabeza es necesario, y que hasta Jesús iba a Betania a estar con su amigo Lázaro cuando necesitaba descansar, pero la realidad de hoy es hipotecarnos durante treinta años para poder pagar una casa, que nos obliga a trabajar cada día para tener los ingresos que nos permitan pagar esa hipoteca y ya, cuando llega la edad de jubilación y han pasado esos largos treinta años, no tenemos la energía para, de verdad, echarnos al camino.

Siempre he anhelado seguir la estela de esa gente que sale al mundo, a encontrarse con los demás, con tantas y diferentes culturas, religiones, realidades, climas, idiomas, costumbres. Gente como Daniel Landa, Fabián Barrio o Miquel Silvestre, por citar sólo a los conocidos, pero hay gran cantidad de otros muchos anónimos que decidieron sacudirse la pereza de una comodidad extrema que nos consume, para ir en busca de otros desconocidos. Menos bicicletas estáticas, menos cintas de correr, y más salir al encuentro de la vida, siempre nueva. Hoy, Domingo de Resurrección, empieza el año.

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