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JUNTS escenifica –otra vez– su ruptura con el Gobierno de Pedro Sánchez. En eso se afanó ayer su portavoz parlamentaria, Míriam Nogueras. En perfecto catalán nos dijo a los españoles: “La legislatura de Pedro Sánchez queda bloquejada”. Huelga la traducción. Y argumentó que es así porque vetarán cualquier impulso legislativo del Gobierno de coalición de PSOE y Sumar. La legislatura es en sí misma inviable: el primero que lo sabía es el presidente, pero el único objetivo era conseguir una investidura que le mantuviese en el poder. Tan consciente era, que en menos de un año le dijo al Comité Federal de su partido que gobernaría “con o sin el concurso del poder Legislativo”.
La ruptura es de la señorita Pepis: por ridícula e ineficaz. Baste recordar que siete escaños no son capaces por sí solos de bloquear a los otros 343 diputados. Pero como toda la clase política hace trampas al solitario, en Junts hacen la cuenta con los votos de PP (137) y Vox (33) para sumar mayoría absoluta. Y claro que el sumario es 177 y permite bloquear toda iniciativa legislativa, pero depende de otros. Es más, si el PP pactase algo –porque el bien común lo exija– con el PSOE, no ya con los dos grupos que forman el Gobierno, la mayoría está asegurada. No digo que pase: pero sí que no depende exclusivamente de Junts. Pero la razón principal que invalida su ruptura es que Pedro Sánchez les ignora: teme más a las togas.
Cosa bien distinta es que la postura del no a todo anunciada por Junts deja definitivamente sin legitimidad de origen al Gobierno, porque la mayoría que le eligió –el domingo de la semana próxima se cumplirán dos años de la votación– no existe. Por eso hace tres años que no presenta una Ley de Presupuestos y no puede gobernar hace muchos meses. Y como Sánchez no se rige por moral alguna ni piensa disolver las Cortes Generales por ello –y lo que es más grave, el votante de izquierda avala su postura iliberal de impedir la alternancia haga lo que haga–, seguirá todo el tiempo que pueda en el poder para que la Abogacía del Estado y la Fiscalía no cumplan más función que defenderle a él y a su entorno personal y político, como esta semana en el Tribunal Supremo. Es el único fin: protegerse de la acción de la Justicia contra su entramado corrupto.
Junts lograría la ruptura si votase una moción de censura por las mismas razones que en 2018 lo hizo el PNV (que ahora también sumaría sin Junts). Lo demás es de la señorita Pepis: sólo sirve a Nogueras para maquillarse de mentirijillas.
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