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La aldaba
En la lista de enemigos amables de la Monarquía hay que colocar a Pablo Hernández de Cos, el gobernador del Banco de España que encargó los retratos de los Reyes y el suyo propio a la fotógrafa estadounidense Annie Leibovitz por un total de 216.000 euros del ala. Hernández de Cos ya dejó el cargo. Y nos dejó el regalito. Los Reyes dieron el campanazo de su reinado en Paiporta, cuando se quedaron a pie del fango, oyendo a los vecinos, con las lágrimas saltadas y el barro en sus rostros y en sus prendas. El berrinche del Gran Mediocre (en adelante Sánchez) fue de órdago después de salir por piernas y en un coche tan blindado como zarandeado, que siempre nos impresionará cuánto impone un séquito presidencial –con sus cápsulas y anillos de seguridad– y lo exiguo que se queda en un plisplás cuando la masa está enardecida. Ese mediodía vimos en directo lo vulnerable que es el poder cuando el pueblo se levanta. Hay que tener mala leche para difundir las fotos de los Reyes justo ahora, precisamente ahora, una vez que es evidente que la Monarquía es la única institución que soporta un grado de presión como el de los valencianos que lo han perdido todo y que, además, han sufrido especialmente la desfachatez y las mentiras de su presidente regional y la dejación de funciones del Gobierno de España. Alguien tiene claro que el mayor enemigo del inquilino de la Moncloa es el Rey, depositario de un valor que escasea en la clase política: el prestigio. Había que segar la hierba bajo los pies de los monarcas, había que contar con altavoz el precio de las fotos vinculado a la imagen palaciega de unos Reyes que se han esforzado justamente en lo contrario: en inaugurar un “tiempo nuevo”, despegarse de la conducta no ejemplar de don Juan Carlos y abrir las recepciones oficiales a todo tipo de colectivos. Alguien ha tenido entre guasa y mala uva al difundir ahora las fotografías. Claro que no hay problema alguno en las instantáneas propiamente dichas, la clave está en los gatos empadronados en la barriga de quienes las han difundido en este momento y con todo lujo de detalles sobre el coste. La esposa del presidente del Gobierno imputada, el fiscal general imputado, el hermano del presidente del Gobierno imputado, el ex ministro de Fomento y ex número dos del PSOE al borde de la detención... Resulta que los Reyes suben como la espuma blanca a costa de dar la cara cuando se la pueden partir... y salen reforzados. Al menos no han salido sentados en una mesa como Hernández de Cos. El próximo gobernador que se retrate con la mochilita al hombro, icono de la política fatua. La mejor imagen del Rey es la que no se ha visto: desayunando en el Real Alcázar de Sevilla el pasado miércoles antes de entregar las Medallas a las Bellas Artes. Tal vez vio los pavos reales que moran por el recinto y se acordó del Gran Mediocre.
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