La esquina
José Aguilar
Yolanda no se va, se queda
PASÓ el Bicentenario como una oportunidad perdida para aumentar la dotación hotelera de Cádiz. La única novedad significativa fue la remodelación del Hotel Atlántico, realizada por Paradores. Pero no se consiguió que ninguna empresa privada relevante abriera un hotel nuevo en Cádiz, aprovechando esta magna celebración. Por el contrario, ahí tenemos a nuestros edificios crónicos, aún no desahuciados, encabezados por dos casos vergonzosos, como son el antiguo edificio de Valcárcel (frente a la playa de la Caleta) y el ruinoso inmueble del Tiempo Libre (frente a la playa de la Victoria). En otra ciudad serían dos bicocas; aquí son dos problemas irresolubles.
Ahora la Diputación que preside José Loaiza ha reclamado 2,8 millones de euros a Zaragoza Urbana, la empresa del Hotel Playa Victoria, que supuestamente abriría el cinco estrellas de Valcárcel. Es curioso recordar que la primera vez que la Diputación planteó un hotel en este edificio estaba presidida por Rafael Román. Algunos creen que por Fernando Portillo, pero no, es posterior.
El contrato se firmó en 2003 y, desde entonces, aquello está como está, reivindicado para el pueblo okupa, como última medida reconocida. Es una pena que habiendo visitado James Bond la playa de enfrente, y siendo tan cantada en nuestro Carnaval, no disponga aún del hotel que se merece.
En contra de lo que se cree, el turismo de playa está desaprovechado en Cádiz. El mejor ejemplo es la playa por excelencia, la de la Victoria. Se pueden considerar también aptos para el turismo playero, algunos hoteles que están próximos, en la Avenida, como el Monte Puerta Tierra o el Barceló. Pero en la playa-playa, sólo hay dos de cuatro estrellas: el Playa Victoria y el Tryp La Caleta (que no está en la Caleta, las cosas de Cádiz). También hay otros de tres estrellas, es verdad. Pero en cualquier pueblo playero cuentan con más hoteles que aquí. Por eso, es tan lamentable que tengamos la llamada Residencia del Tiempo Libre como la tenemos, con el agravante de ser propiedad de la Junta de Andalucía.
Se dejó escapar la oportunidad del Bicentenario en 2012, que era la buena. A ver si para el 2017, aprovechando el Tricentenario de la Casa de la Contratación, o algo de eso, conseguimos que estos dos mamarrachos playeros sean transformados por una varita mágica en dos hoteles de lujo. Cosas más raras se han visto, aunque no en Cádiz.
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