Vida consagrada

El pasado 2 de febrero se celebró el Día de Vida Consagrada. ¿Quiénes somos las religiosas y los religiosos? Un grupo de mujeres y de hombres, más de un millón en el mundo, que somos lo que somos y hacemos lo que hacemos porque "estamos ocupados"; porque nuestro interior no está vacío; porque estamos invadidos por un amor apasionado por Jesús y por los hombres. "Pasión por Cristo, pasión por la humanidad" fue el lema del Primer Congreso de la Vida Religiosa celebrado en Roma. Los religiosos, en respuesta agradecida a esa invasión de amor que es nuestra vocación, tratamos de vivir de un modo radical y alternativo nuestra entrega a Dios en los demás. Y por eso, hacemos lo que hacemos.

Cuando en una guerra o una catástrofe los gobiernos europeos envían aviones para evacuar a sus ciudadanos, los religiosos -y últimamente, también algunos cooperantes- se niegan a abandonar el país. Cuando en el Congo mataron a seis religiosos maristas, decenas de otros maristas se ofrecieron para cubrir el hueco dejado por sus hermanos. Cuando el SIDA aún no tenía nombre pero mataba a muchos y se ignoraba si era contagioso, Hijas de la Caridad atendieron a los enfermos para que vivieran hasta el final con dignidad, rodeados de respeto y ternura.

La Universidad Autónoma de Barcelona hizo un estudio sobre la acción social de los religiosos en Cataluña y encontró que eran responsables de 776 servicios sociales. Los investigadores estaban pasmados: no se imaginaban que los religiosos hicieran tanto, entre otras cosas, porque no hacen ningún ruido al hacerlo.

He escrito, otras veces, felicitando a educadores, padres de familia, etc. Hoy lo hago agradeciendo a la vida religiosa lo que hace por la Iglesia y por la sociedad. Elevemos todos, creyentes y no (éstos, una oración laica, si quieren) para que religiosas y religiosos seamos cada vez mejores y seamos algunos más. Porque la Vida Consagrada sirve mucho a la sociedad. Porque nos enseña que es posible vivir de otra manera.