Antonio L. Muñoz Galán

Plaza de Mina: Un balcón veneciano

EL palacete número 11 de la Plaza de Mina es de una gran singularidad en nuestro paisaje urbano. Su proyecto de reforma se debe al arquitecto Pablo José Arduña y fue aprobado por el Ayuntamiento de Cádiz en el mes de marzo de 1865. De estilo ecléctico isabelino, su balcón, añadido posteriormente en estilo historicista, se inspira en las tribunas del gótico final veneciano. Llama la atención su diversidad ornamental a base de elementos vegetales: roleos, grutescos, ménsulas, medallones clásicos, pilastras decoradas con guirnaldas, volutas…

Su fachada se articula con pilastras jónicas y corintias, y la tribuna lo hace con columnas de este último orden, estableciendo un juego de capiteles que dotan al edificio de una gran armonía. De igual modo, es de interés la decoración del guardapolvo bajo un gran arco conopial que parece inspirarse en el estilo florido. Tiene torre mirador de planta cuadrada muy modificada que no destaca especialmente al exterior y sí hacia el espacio interior, donde sobresalen su escalera modernista y otras dependencias reformadas en el mismo estilo. Esta reforma es coetánea a la llevada a cabo en la Casa Palacio Aramburu cuando el Art Nouveau hacía furor en París a principios del siglo XX.

En lo que se refiere al espacio externo, la plaza de Mina hace las veces de gran jardín cuya vegetación se inscribe en las formas ornamentales de la arquitectura circundante, realzándolas con una continua sintonía de luces, sombras y especies vegetales: ficus, palmeras, flores de pascua, yucas… Gracias a este hecho, Barroco, Neoclásico e Isabelino conviven en obras como la casa de Pinillos, el edificio del Museo y Academia de Bellas Artes, la Delegación de Educación, el Colegio Oficial de Arquitectos y otras casas donde grandes maestros Juan de la Vega, Cayetano Santaolaya, Carlos Requejo o Pablo José Arduña dieron una espléndida unidad constructiva a uno de los espacios urbanos y naturales más relevantes de la ciudad de Cádiz.

La denominada plaza del General Espoz y Mina fue el resultado de los acontecimientos históricos de la revolución liberal de 1836 que condujeron a la Desamortización de Mendizábal, a la sazón ministro de Hacienda y presidente del gobierno con la reina María Cristina. En ese mismo año, la huerta del convento de San Francisco se urbanizó y se ajardinó según diseño de Juan Daura, al igual que el edificio de la Academia de Bellas Artes.

Espoz y Mina, general del ejército español y Virrey de Navarra, fue gran defensor de la causa liberal y de la Constitución de Cádiz de 1812 y a él se debe el nombre de este gran espacio urbano donde nacieron importantes personajes gaditanos como Manuel de Falla, el geólogo José Macpherson y donde vivió Ana de Viya. En el año 1861 se transformó en un importante jardín botánico con una gran diversidad de especies que contrastan y enriquecen una zona imprescindible de nuestro centro histórico.

Este lenguaje formal de balcón tribuna fue muy utilizado en la Venecia del siglo XV y arquitectos posteriores como Sansovino o Longhena embellecieron el Gran Canal con su peculiar estructura. En la plaza de Mina tenemos un buen ejemplo, un bonito attrezzo veneciano que adorna nuestra arquitectura isabelina.

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