Confabulario
Manuel Gregorio González
Zapater y Goya
No, no era ni es una manía de miles y miles españoles de buena fe, gente sencilla, que madruga y no tiene otra perspectiva que ganarse la vida con honradez. Gente, al fin, que vivió los años del plomo, que estaban oyendo los programas de radio matinales y todo quedaba bruscamente interrumpido por otro nuevo atentado... Comenzaba en ese momento la liturgia de la operación Jaula, las hipótesis sobre a qué comando se debía atribuir la autoría del atentado y una ristra de declaraciones de condena y lamento. No era una manía nuestra recordar la necesidad de que Bildu, un partido tan democrático como legatario de ETA, se posicionara en contra de toda aquella barbarie. No basta con recordar que la banda de asesinos se disolvió en 2012. No es admisible, y se demuestra ahora, que se acuse de rencorosos a quienes nos empeñamos en exigir memoria y honor para las víctimas, que se nos señale como palos en la rueda de la paz, y con hacernos pasar por una suerte de intolerantes porque demandamos que los terroristas colaboren en el esclarecimiento de muchos atentados sin resolver, pidan perdón y tengan la disposición de reparar e indemnizar el daño causado. Nada de eso han hecho, pero sí organizan con frecuencia nauseabundos homenajes y recepciones a los asesinos. Tengan bien presente la respuesta que el tal Pello Otxandiano candidato de Bildu, ofreció a la pregunta que le hicieron sobre ETA en la Cadena Ser: “ETA fue un grupo armado. Las denominaciones pueden ser diversas, la violencia del Estado también puede tener diferentes títulos, pero no creo que esa sea la cuestión”. El tipo no tiene vergüenza, ni escrúpulos, ni humanidad. ¿Qué habrán pensado los hijos de padres asesinados en aquellos años? ¿Qué dolor les habrá vuelto a provocar este individuo con opciones a ser el nuevo presidente del País Vasco? ¿Se dan cuenta algunos de que ETA sigue siendo protegida por sus orgullosos legatarios? Quieren que las nuevas generaciones crean que aquí no pasó nada, que todo ocurrió hace muchísimos años y no fue para tanto, quieren borrar años de dolor, de tremendo dolor, porque ya están en las instituciones, ya ejercen una tremenda presión en el Gobierno de España, ya deciden sobre los presupuestos generales. A este paso acabaremos normalizando el homenaje a los “luchadores de la banda armada”, suavizando unos años terribles y legitimando aquellos asesinatos. ¿Se dan cuenta algunos de que no se trata de rencor, sino de justicia? Algunos no hemos dudado nunca de que Bildu ha llegado a la instituciones por cauces democráticos. Distinto es que su posición respecto a ETA nos provoque náuseas, porque muchos de sus asesinos están en las filas de este partido. Por eso no pueden ni quieren condenar los atentados. No estábamos equivocados al recordar los asesinatos de ETA ni al definir a Bildu como sus orgullosos herederos. ETA se disolvió pero queda mucho por hacer.
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