La quinta columna

jaime / rocha

Guerra de civilizaciones

SE me acaban los calificativos para esos descerebrados que matan sin piedad, de la forma más cruel, a cientos de seres inocentes, da igual en qué país, da igual de que religión o ideas políticas. No existe un motivo o causa objetiva que pudiera, de alguna forma, indicar a las fuerzas de seguridad la población a proteger. No se puede establecer un plan previo de seguridad. Únicamente una alerta permanente de los cuerpos de seguridad y servicios de inteligencia pueden, y de hecho lo logran, evitar masacres como la del viernes 26 de junio pasado.

Todavía nuestros dirigentes políticos dudan y son cobardes a la hora de tomar decisiones difíciles pero necesarias. El primer ministro Francés, Manuel Valls habló de "una guerra larga" y "guerra de civilizaciones". De inmediato la prensa internacional, los políticos de la oposición y la izquierda radical europea se apresuraron a descalificar sus palabras, le han llamado de todo hasta obligarle a desdecirse.

Para muchos todavía estamos en aquel invento maravilloso de nuestro presidente Zapatero llamado Alianza de Civilizaciones, que tantas muertes de inocentes ha evitado. Muchos no se han enterado que los terroristas no razonan, no quieren oír hablar de nada que no sea cortar el cuello a los infieles o poner bombas para causar cuantas más muertes mejor. Donde sea y contra quien sea, como en el triste viernes 26 pasado que parece ya tan lejano.

Algunos jefes militares españoles y extranjeros, en contra de la opinión de sus dirigentes políticos, abogan por intervenciones en tierra en las zonas ocupadas de Siria e Irak, demostrada la poca eficacia de los bombardeos con drones y el poco apoyo occidental, al menos no el suficiente, a kurdos y sirios que los combaten cuerpo a cuerpo.

Demasiados prejuicios, miedos, cobardía e intereses políticos. Demasiado mirar para otro lado, no querer llamar a las cosas por su nombre, como ha hecho Manuel Valls. Mucha ceguera que nos lleva a muchos funerales, pero parece que todavía no son suficientes.

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