Elecciones en la Universidad de Cádiz

Carlos Gentil González

Nos interesa a todos

El presidente de la Asociación de Antiguos Alumnos y Amigos de la Universidad de Cádiz reflexiona sobre el papel de los egresados en la institución académica

Un miembro de la comunidad deposita su voto en unas elecciones a rector de la UCA.

Un miembro de la comunidad deposita su voto en unas elecciones a rector de la UCA. / Jesús Marín

Las elecciones a Rector de la UCA, transcurrida la primera vuelta, se desarrollan con la sana normalidad de los procedimientos democráticos. sin embargo, parece que, fuera del cuerpo electoral ( alumnos, profesores y personal de administración y servicios), el asunto no nos concierne, ni le prestamos atención.

Tengo la sensación, de que los quehaceres diarios y las ocupaciones de los referentes institucionales, económicos y sociales están dejando pasar el tema, sin reparar en la importancia que para la sociedad gaditana tiene la elección del rector, ya que ello nos dará la definición y el compromiso que la misma vaya a tener con nuestro entorno vital.

Considero que la universidad es un importante activo de la provincia, que su buen gobierno es un asunto de capital importancia que nos incumbe a todos y que aunque no nos esté permitido votar al candidato, si creo que deberíamos prestar atención a las propuestas que presentan los aspirantes a dirigirla, pues en ello nos va nuestro futuro inmediato.

La universidad tradicionalmente ha desempeñado tres misiones fundamentales.: la formación de los ciudadanos para un buen ejercicio profesional; la investigación, para seguir avanzando en el conocimiento con el punto de mira puesto en hacer beneficiaria a la sociedad de esos avances, y la difusión del conocimiento a su entorno, para que los incorpore a su bagaje científico-económico y contribuyan al bienestar y prosperidad.

Es la reputación el primer criterio que se tiene en cuenta a la hora de evaluar si desarrolla de forma adecuada los procesos de formación de su alumnado: la calidad de sus titulados, de cómo son capaces de adecuarse a lo que se les reclama, de cómo responden ante las situaciones a las que se han de enfrentar y en definitiva de cuales son sus valores tanto a nivel profesional como social para ser integrantes productivos de la sociedad a la que se incorporan será el referente con la que van a ser medidas, porque lo que en materia de formación hoy se le exige a la universidad es que desarrolle un servicio educativo que responda a los requerimientos que la sociedad necesita, unos conocimientos actualizados y con la calidad necesaria para cumplir su función en el mercado laboral que los reclama. Y por supuesto, unos ciudadanos integrados en el mundo tecnológico actual, pero a la vez críticos y capaces de ver más allá de lo inmediato en cuanto a desarrollo social.

No se nos puede olvidar que la universidad es la institución encargada de ser la fuente del conocimiento, la depositaria del mismo y la salvaguarda de que están en el lugar adecuado, de su actualización permanente y de que su utilización y transmisión se efectúe con el rigor necesario. La universidad para cumplir dicha función, debe situarse en posición de aprendizaje de lo que la sociedad le reclama, estableciendo un dialogo permanente y fluido con ella.

Con estos referentes, y siempre desde mi experiencia, son los antiguos alumnos (los egresados), quienes constituyen el grupo más adecuado para que hagan llegar a la universidad qué y cómo puede aprender lo que la sociedad les reclama en cada momento, y eso a su vez plantea establecer una relación entre la universidad y sus egresados, más allá de la simple oferta de formación o de servicios que la universidad ofrece. Empeño fundamental de la Asociación que presido.

Es del todo necesario atraer a los egresados a la universidad, para que ayuden a actualizar los procesos, los objetivos y las competencias que nuestra universidad debe ofrecer a sus alumnos., y para la consecución de este objetivo es imprescindible que la universidad asuma la necesidad de ese aprendizaje y aproximación.

Lamentando la escasez de actos, extra corpus electoral, dirigidos a antiguos alumnos, colegios profesionales, empresarios, responsables políticos y ciudadania, en el que los candidatos nos hubieran podido presentar su programa y aspiraciones, me gustaria finalizar con una cita del profesor Francisco Marcellan de la Universidad Carlos III: “Algo falla en nuestro país cuando la identidad institucional de los egresados con la universidad en la que se han formado desaparece y, lo que es más grave, la propia institución universitaria no establece vinculos de los que puede aprender en base a la experiencia no solo profesional sino también vital de dichos egresados”.

Espero que nuestro nuevo Rector tenga en mente abrir su actividad a la sociedad en la que se mueve y que cuente con sus Antiguos Alumnos para el desarrollo de sus acciones.

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