José Joaquín León

Cádiz está habaneada

El Palillero

Cádiz necesita un plan de rehabilitación general; es como un edificio abandonado al que hay que reconstruir

14 de junio 2024 - 00:30

El lunes 17 se cumplirá un año desde que Bruno García fue proclamado alcalde de Cádiz. El PP volvió a recuperar la Alcaldía, después de ocho años, en los que estuvo Kichi al frente de los anticapitalistas, adelante, ganar, y la izquierda situada a la izquierda del PSOE, en general. Un tiempo en el que la ciudad experimentó un claro retroceso, sin obras públicas significativas, con proyectos anquilosados y con una decadencia palpable. La ciudad se mantuvo gracias al turismo, al que por cierto criticaron y pusieron trabas más allá de lo conveniente. Pero ha pasado casi un año y llega el momento de responder a la pregunta del millón: ¿se nota el cambio?

El cambio no puede ser sólo de talante. Se sabe que Bruno es dialogante, comprensivo y quiere contentar a todos, incluso a los que le ponen zancadillas. Pero un alcalde no está sólo para las relaciones públicas. Se ha encontrado con un problema grave. Después de ocho años de inutilidad en el poder, la ciudad está más habaneada que nunca. Algunos males vienen de antes de Kichi, pero como no se solucionaron, se han agravado.

Cadíz está que da pena verla. Por ejemplo, la podemos mirar en el mirador de Entrecatedrales, con cristales rotos, suciedad, el óxido en las estructuras metálicas. O en la pasarela de Santa Bárbara. Cádiz es como una casa abandonada, una infravivienda a la que están dejando que se caiga a pedazos para aprovechar el solar. Y eso se nota en muchas calles y plazas, en lugares emblemáticos, en los castillos y los baluartes, en las playas y los jardines, en los baches y los socavones. En Cádiz hay que arreglar todo.

Y así estamos, como La Habana de Fidel Castro, que iba languideciendo, a peor, a más abandonada, reducida su belleza antigua al rescoldo que deja la vejez en el rostro de los fantasmas. Hay tanto por arreglar que preocupa la tentación de no saber por dónde empezar. Porque Cádiz necesita un plan de rehabilitación general; es como un edificio abandonado al que hay que reconstruir desde la casapuerta hasta el mirador de la azotea. Proyectos que se eternizan y obras necesarias que se retrasan.

El habaneo de Cádiz es más patente en la corona periférica del casco antiguo. Todo lo que hay en ese recorrido del Campo del Sur a la Caleta, del Parque a la Alameda, de la Punta San Felipe a Canalejas está mal. Todo lo que podría ser patrimonio de la humanidad está impresentable. Y así va pasando el tiempo, que es implacable. El tiempo destruirá más, si no se actúa ya con rigor y con menos temor a los que se quejan por costumbre.

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