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Cinco lonchas, siempre cinco lonchas, como si fuera una versión en fiambre de la copla de Lola Flores de A tu vera, siempre a la verita tuya. Cinco lonchas de chopped pork, siempre de la misma marca, siempre de lata, siempre cuadrao, cortao a lonchas finas, pero no transparentes, la exactitud matemática pero en cochino.

Las cinco lonchas, siempre las cinco lonchas, se pasan por la sartén, con una pizca de aceite, para que más que tostarse el chopped se pasee por la cacerola con la misma elegancia que lo hace un caballo por el real de la feria. Lo pedí con queso. Me sonó bien la pareja, como Lola Flores y El Pescailla, pero con fundición quesera y sin guitarra. El queso no era payoyo, ni Idiazabal, ni había madurado 14 meses en aceite de oliva virgen extra de Jaén…era de "shangüi"…y se colocó a la verita, a la verita suya, a la verita del chopped para arrancarse por bocadillerías, una de las coplas por desayuno que mejor se pueden disfrutar en el Sur del mundo.

La pareja: el chopped paseado por la plancha y el queso de "shangüi" que se dejó querer al calor del fiambre, venían abrigados por un pan a medio camino entre el viena y el mollete. No era pan de obrador de alcurnia, sino de los que se hacen en fábricas, más en concreto en el horno La Parra en Valencina de la Concepción, en Sevilla.

Pero el arte, cuando llama a la puerta de tu desayuno no entiende de productos nobles, no necesita jamón ibérico de bellota, panes de autor o quesos venidos del Piamonte. El arte desayunista puede hacerse con chopped de lata, con queso de "shangüi" y con pan de fábrica, cuando son manejados por manos de artistas.

El pan tostado, que no quemado, partido por la mitad, dejando ver sus entrañas de chopped y queso fundido, me decía ¡No me dejes enfriar! con voz de Jose Mercé en el mejor de sus quejios flamencos. El fiambre, seducido por el calor, había soltado su esencia grasista sobre el miajon, poniéndolo irresitible. Miga jugosa y costra panaera crujiente…miajón por bulerías.

A esta obra de arte en fiambre de lata se le puede poner también un huevo frito o un poquito de bacon también paseado por la plancha, pero yo lo preferí simple, como las caras limpias, solo aclaradas por un poquito de jabón de La Toja. La otra mañana, en el centro de Jerez, en el bar San Pedro, en la calle Bizcocheros conocí el arte en chopped de lata.

Vi como unos hosteleros: Juan Manuel Freiria y las hermanas Luisa y Macarena Fernández eran capaces de hacer arte tan sólo con un viena de pan, un queso de shangüi y cinco lonchas de Chopped Pork de lata. El arte no necesita de oropeles, ni de grandes cosas. El buen arte nace donde le da la gana y una mañana de octubre escogió el Bar San Pedro para aparecerse metio en pan.

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