En apenas dos días se han publicado dos informes que alertan de una grave situación que está deteriorando gravemente la salud ambiental del planeta y de sus habitantes. Me refiero al abuso en el consumo de plásticos de un solo uso, que sin un tratamiento y reciclaje adecuado terminan invadiendo mares, océanos, espacios naturales y nuestras propias ciudades con un impacto ambiental terrible que no compensa las propiedades que pudiera tener ese material barato, dúctil y resistente obtenido de hidrocarburos fósiles.

Greenpeace denuncia un reciente informe que nuestros envases domésticos no están siendo debidamente reciclados por la entidad Ecoembes, tal y como promociona reiteradamente en los medios. De los plásticos depositados en el contenedor amarillo, solo un 25 % se recupera y recicla, mientras que el resto termina contaminando el medioambiente. Según el informe de la citada ONG, la mayoría de los residuos plásticos que los ciudadanos depositamos en los contenedores de reciclaje terminan en vertederos, en incineradoras, exportados a países del tercer mundo que ven deteriorados sus espacios naturales (normalmente playas), quemados o simplemente abandonados en el medioambiente.

Por otra parte, un nuevo informe de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) revela que unas 229.000 toneladas de plástico se vierten al mar Mediterráneo cada año, el equivalente a más de 500 contenedores de transporte al día. A menos que se tomen medidas significativas para abordar la mala gestión de los residuos, principal causa de estos vertidos, esta cifra será el doble por lo menos para 2040.

Está muy cerca la fecha en la que en los mares y océanos de nuestro castigado planeta habrá más plástico que pescado. Verdaderas islas de deshechos plásticos alcanzan magnitudes asombrosas. Los microplásticos se han incorporado a la cadena trófica representando ya un grave riesgo para la salud de las personas.

La magnitud de la pandemia causada por la covid-19 parece que impide tratar otros asuntos, pero la destrucción de los equilibrios ecológicos está alcanzando niveles insostenibles. En consecuencia, es necesaria una respuesta urgente, tanto a nivel internacional como nacional. En el ámbito interno, no solo es responsabilidad de las administraciones luchar contra la invasión de plásticos fomentando medidas reales basadas en la economía circular, sino también de los ciudadanos que deben sensibilizarse y contribuir con la eliminación de envases de un solo uso y la apuesta por la reutilización y el retorno.

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