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Las trampas como herramientas de hacer política: la farsa, la estafa, la mentira, la deshonestidad, el fraude, la charlatanería, el engaño, la arrogancia, el victimismo, las bombas de humo…
Basta una mirada a las redes sociales de Beardo y sus secuaces para comprobar que estamos rodeados de tramposos. Sinceramente, no me extraña tal cantidad de mentiras de un gobierno que manipula las necesidades de los portuenses a su antojo, sin sonrojo alguno, sin importarles lo más mínimo los intereses generales de todos y cada uno de nosotros.
Como les decía, no me sorprenden tantas trampas del artero Beardo, pero aún me asombra más la reacción de los cazados, los “beardistas de genuflexión ciática”, que niegan la evidencia de una ciudad que en nada se parece a ese Puerto paralelo, irreal, de cartón piedra, diseñado desde el lado más oscuro del metaverso que les quieren hacer creer que es el verdadero, el epicentro de la galaxia, el de los cien palacios que no existen, haciéndoles caer en más trampas para tapar sus propias trampas.
Me seguirá sorprendiendo como los “beardistas de genuflexión ciática”, aunque a fuer de ser sinceros entre ellos abundan una legión de perfiles falsos, creados por el potente aparato de comunicación y marketing al servicio de la mayor gloria de Beardo, que aplauden, se dejan cegar como aquellos conejos que cruzan las carreteras secundarias y se quedan paralizados por las luces de los coches, vitorean y jalean los anuncios de teletienda que en bucle continuo repiten mañana, tarde y noche.
Quizás sea demasiado tarde, y estén tan enganchados al NO-DO, que sean incapaces de levantarse del sillón esperando con ansiedad la nueva entrega trampa que les ofrezcan, y de esta forma, no permitirles hacerles pensar y sean incapaces de distinguir la ficción falseada de la verdadera realidad de nuestra ciudad.
Las elecciones municipales están a la vuelta de la esquina y ese día, antes de depositar su voto en las urnas, les invito a que respondan a una simple pregunta: ¿Les comprarían a un charlatán de feria calvo una loción crecepelos? Turquía es un país apasionante aunque queda un poco lejos.
Disfruten lo votado.
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