El Alambique

Juan Clavero

jclaverosalvador@gmail.com

Contra todas las guerras

La guerra vuelve a Europa, con sus terribles consecuencias, desatando todos los temores y alarmas. Lo peor del ser humano surge de nuevo en la civilizada Europa. El agresor está claro, tanto como su impunidad; la nación agredida también, sufriendo la gigantesca maquinaria de guerra desatada para ocuparla.

La enorme ola de solidaridad para con los refugiados de esta guerra demuestra una vez más que la solidaridad de los países occidentales tiene color y nacionalidad. También evidencia la hipocresía de denunciar como inadmisibles agresiones bélicas que nosotros mismos hemos practicado o justificado. Putin utiliza los mismos argumentos para invadir Ucrania que Bush para sus guerras preventivas en Irak y Afganistán; que si suponían una amenaza para su país, que si tenían armas de destrucción masiva, que si estaban cometiendo genocidio contra ciertas minorías. Bush invadió Afganistán asegurando que era un nido de terroristas; Putin dice que va a liberar a Ucrania de los nazis. Las tropas USA y sus aliados, entre los que estuvo España en un periodo, han provocado en esos países un nivel de destrucción mucho mayor que el que ha sufrido Ucrania. Hubo cientos de miles de muertos y millones de refugiados, a los que tratamos como apestados, negándoles las ayudas que ahora, justamente, les damos a los ucranianos. Y no olvidemos los miles de inmigrantes que llevan años viviendo y trabajando en España, y a los que se les niegan los papeles.

Desgraciadamente hay muchas guerras, y no todas reciben la misma atención pública. Y hay muchos países que han invadido a otros, sin que la comunidad internacional les preste la más mínima atención. Más aún, los indignados países democráticos por la invasión de Ucrania les venden armas y apoyan a esos países agresores.

Marruecos tiene invadido el Sahara, con un ejército abastecido por USA, Francia y España. Israel tiene ocupada Palestina, con total apoyo de los principales países de la OTAN. Los millones de refugiados palestinos no cuentan con ningún apoyo internacional.

Y esta guerra demuestra que los ejércitos y el armamento terminan siendo utilizados para matar y destruir. Sólo un mundo sin ejércitos, con una fuerte ONU, sin vetos, que medie en los conflictos, garantizará un futuro para la Humanidad.

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