Jueves Santo Horarios, itinerarios y recorridos del Jueves Santo y Madrugada en la Semana Santa de Cádiz 2024

Análisis

Joaquín Aurioles

El optimismo de la temporada alta

Entre enero y abril visitaron Andalucía 4,6 millones de turistas, que son casi tres veces más que el atípico primer trimestre de 2020 y similar al mismo periodo de 2020, aunque todavía por debajo de 2019, si bien con la nada despreciable circunstancia de la Semana Santa en abril. La mayoría, casi la mitad, hemos sido los propios andaluces, que también somos los que menos gastan, mientras que los extranjeros, los que más gastan, no representan ni la tercera parte del total. Pese a ello, el gasto medio diario (56,8 euros) experimentó un ligero aumento con respecto a un año antes, cuando sólo hubo turistas españoles. Las dos principales razones a favor de un segundo trimestre estadísticamente positivo son el impacto de la Semana Santa en abril y en el margen de recuperación que todavía conserva el turismo internacional de cara al verano, pero la confirmación definitiva de las expectativas depende de otras circunstancias todavía confusas.

A favor de una posición optimista también está, sin duda, el enorme deseo de viajar que reflejan las encuestas, tras la penitencia de los dos últimos veranos, y el esfuerzo realizado por el sector para facilitar el retorno del turista, asumiendo costes que presionan sobre los márgenes empresariales (garantías y anulación de gastos de cancelación, protocolos de seguridad e higiene, etc.). Igualmente, la fuerte recuperación del empleo, no solo tras la pandemia, sino también retomando el impulso posterior a 2013, después de la crisis financiera, de los salarios (5,4% en tasa anual a finales de 2021 en España) y del ahorro nacional (se incrementó un 12% en 2021).

Añadamos también la previsible depreciación del euro frente al dólar tras la subida de tipos de interés en Estados Unidos, tanto más probable cuanto más se demore el reajuste de los mismos en la Eurozona, si bien sus consecuencias serán, cuando ocurra, adversas para el turismo andaluz. En el lado que invita al pesimismo también están la inflación y el impacto de la invasión rusa de Ucrania sobre el precio de las materias primas energéticas y no energéticas. La inflación reduce el gasto en consumo, salvo cuando es tan elevada que amenaza con devorar el ahorro familiar, y por tanto perjudica gravemente al turismo en cualquier circunstancia, pero en las actuales de manera especial por su impacto sobre el coste del transporte y sobre los riesgos derivados del aumento de la incertidumbre macroeconómica.

La inflación, la incertidumbre y la guerra de Ucrania son las variables decisivas de las previsiones a corto plazo para el turismo, aunque en el caso de la agresión rusa sus consecuencias sobre Andalucía todavía son imprecisas. Obviamente desaparece la totalidad del turismo ruso (1,3 millones en España en 2019) y aumentan los costes de viajar y el de los servicios en destino, pese a lo cual, también es probable que el turismo andaluz termine beneficiándose de tan convulsa situación. Ocurrió durante la guerra de los Balcanes y en los conflictos bélicos en Oriente Medio, gracias a nuestro prestigio como destino estable y seguro, y también a raíz de las crisis por atentados terroristas en Turquía, Egipto y otros destinos mediterráneos.

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