Análisis

Juan Carlos Jurado

Volvemos

Pese a no salir estos dos años, hemos estado ajetreados y trabajando por Cádiz

Hoy es Domingo de Ramos. Hoy, como desde hace siglos, es el día en que los cristianos nos levantamos y nos arreglamos temprano para ir a la Misa de Palmas, recordando con nostalgia cuando éramos pequeños y portábamos una palma con los nervios e ilusión de esos sueños de niños. Hoy volvemos a las calles de Cádiz los cofrades después de dos años, con nuestras hermandades y cofradías, con la misma ilusión de siempre, como si fuese la primera vez que saliésemos en un cortejo procesional. Todo está ya a punto, ya es una realidad; y como siempre estaremos mirando al cielo, esperando que la lluvia y el viento nos respeten en esa vuelta a las calles.

Las hermandades hemos pasado dos años de zozobra por no poder estar con nuestros pasos de misterio y de palio por las calles de Cádiz, pero eso no quiere decir que no hayamos estado todo este tiempo ajetreados y trabajando por nuestra ciudad . Las cofradías no vivimos solamente un día o una semana con las procesiones, somos mucho más que eso. Nos preocupan los hermanos y hermanas, nos preocupa la solidaridad con todas personas vulnerables, nos preocupa la evangelización; en resumen, estamos todo el año al pie del cañón, mostrando nuestra caridad, que es uno de nuestros pilares fundamentales, y supliendo las necesidades que las administraciones públicas no atienden pese a tener medios para ello.

Hemos vivido una etapa de la historia para no recordar nunca. No pensábamos que pudiéramos sufrir una pandemia, que tanto nos hizo y nos sigue haciendo sufrir. No podíamos imaginar una guerra en Europa, que nos ha hecho soltar lágrimas ante la televisión, descubriéndonos que el mundo de hoy se desangra con 35 guerras, aunque no salgan en los noticiarios.

Ante esto, nuestras hermandades vienen a dar Luz, dar Esperanza, dar Paz. Una Paz con mayúscula porque es la Paz de Dios que va más allá de la falta de violencia, una Paz que es sinónimo de amor, de justicia, de generosidad, de fraternidad y de solidaridad con todo el género humano, porque somos hermanos sin ningún adjetivo. Así lo quiere Jesús Nazaret y por ello fue coherente hasta morir en la Cruz por todos nosotros. Para eso vino como Hijo de Dios y se hizo hombre.

Esto lo digo porque lo creo y lo he vivido, prueba de ello es la gran generosidad de los cristianos y cofrades, rayando el heroísmo, que han dado mucho durante la pandemia de manera anónima, dándose también en la sensibilidad de tantos el conflicto de Ucrania, que nos ha descubierto el horror y la realidad de la guerra.

Por esto, pienso que las palmas que hoy veremos en las iglesias o en las calles son verdaderos signos de ese amor y de esa Paz que en el fondo todos deseamos. Es mi deseo que llevemos esa Paz a nuestra vida, a las familias y al mundo que nos rodea. Acabemos con tantas envidias, soberbias y rivalidades, que nos hacen menos humanos y menos felices. Seamos constructores de Paz.

Es el momento de ante tanta oscuridad mostremos las cofradías nuestra luz en las calles, que podemos compartir con todos los hombres y mujeres de buena voluntad. Propongámonos dar un paso en el seguimiento a Jesús, seamos cómplices de crear el Reino de Dios aquí y ahora, que no es sino el Reino del Amor, de la Paz y de la Solidaridad.

Reitero, es el momento, vivamos nuestras hermandades a fondo. No nos quedemos mirando solamente los pies que tienen la suerte de llevar a nuestras imágenes, veamos en profundidad a Cristo y a María para que nos conmuevan el corazón y nos ayuden a ser mejores, llevándonos a cambiar para ser más felices haciendo más felices a todos nuestros hermanos. Vivamos también el Triduo Pascual en reflexión para que nos conduzca a dejar lo que nos sobra, esas debilidades como seres humanos que nos empequeñecen, para que apreciemos todo lo bueno hay en el mundo y lo bueno que podemos hacer cada día. Y al final de este trayecto, festejar que Jesús de Nazaret Resucitó y gracias a ello, la vida tiene sentido. Él nos mostró el camino, ahora está en nosotros seguir su camino, es decisión personal, pero merece la pena, en los buenos y en los malos momentos.

Gaditanos, cofrades o no, gracias. Seamos responsables como lo hemos sido hasta ahora, mostremos nuestro sentido común, educación y prudencia. Feliz Semana Santa y Feliz Pascua de Resurrección.

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