Manuel Amaya Zulueta

España (1)

Más allá de lo amarillo

10 de junio 2024 - 01:00

Tras la algaraba alba Y vueltos todos al redil del (escaso) sentido común, empezamos una pequeña serie sobre el equipo de todos: España. O el España, como dicen los niños chicos. Al fin España une, al fin España unida. Ni Barça, Ni Madrid, ni Bilbao ni… Todos unidos, todos tenemos un único equipo. ¿Te parece, Puigdemont? ¿O tampoco? ¿O te conformas gozosamente con las victorias de tu Gerona de tus entretelas anímicas? O del Lérida sublime. Francamente, no sé si el Lérida gana mucho o poco. No me merece la pena ojear sus resultados. Es como si siguiera al Zafra. C´est à dire: rien de rien. O sea, natimistral.

Bueno, pongámonos políticamente correctos. Vimos la charlotada contra Andorra. Eso no tiene ningún mérito por más que hayamos goleado al equipillo supuestamente amado por Piqué. Parecía de más enjundia la formación de Irlanda del Norte, ese lugar por el que los hijos de Albión evitan, siempre que pueden, pagar los aranceles europeos debidos al Brexit que tanto desearon y que pensaron que arreglaría los problemas de la mala sanidad inglesa y los retrasos de los ferrocarriles en United Kingdom.

Y empieza el partido frente a los rubios. Falta contra la Gloriosa. Cabezazo limpio, sin dificultades de uno a quien mira arrobado un tal Nacho. Pero, señor De la Fuente, ¿cómo puede usted llevar a Nacho a la selección nacional? Si casi hubiera sido mejor llevar a la Furia Gitana. Este chico disimula perfectamente sus amplias carencias debido a: tiene delante el muro de Berlín de los negritos Camavinga, Tchouamení, y Valverde, y al lado al rocoso Rudiguer (si falta la crema, lo siento; la crema es lo que la gente llama erróneamente diéresis) y detrás al gran Courtois, un goalkeeper rechazado por Aleti Madrid y Chelsea. Hay que ver lo que sabe de furbo la panda, Señor, Señor. Está acobijao, como dicen los gitanos y por eso esconde las insuficiencias con galanura. Suerte que tienen algunos.

Dejando al afortunadísimo Nacho soñando en su gloria bendita. Luego vinieron los goles: Morata, que, a pesar de sus torpezas sigue siendo el mejor 9 de España y los goles del exquisito Pedri, jugador últimamente más dado a la molicie nocturna que a otra cosa. A menos eso exclama su hermano defendiéndolo en la prensa catalana. Excusatio non petit, accusatio manifesta. Luego más goles a la farra rubia y espigada y poco más. Sé que muchos creerán que ya somos campeones de Europa; pero Croacia está ahí esperando con el feísimo y aún muy fino Modric para espabilarnos. Deseo ardientemente equivocarme. Si el tiempo diese la vuelta atrás con Aragonés, Casillas, Xabi, Ramos, Iniesta, el Niño, and company… Quién los tuviera… Ahora hay que soportar a Lenormand, Fermín, Simón, Velázquez (quería decir Cucurella), Vivien, Oyarzabal, sin tilde… ¿Cuándo los españoles amaremos de una p. vez a nuestra maravillosa lengua? Aquella que el César Carlos usaba para hablar con Dios. O tempora, o mores. Bye, gaditanos.

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