El parqué
Álvaro Romero
Subidas moderadas
Casualidad o no, pero siempre sucede en la misma acera del camino. Las elecciones europeas están siendo sacudida por causas extrañas al proceso electoral. Las incursiones de la justicia en la misma están desviando el debate sobre lo que significan estas elecciones. La proliferación de los partidos ultraconservadores en los países de nuestro entorno y en el nuestro, suponen un peligro para la unidad de Europa. Estos partidos, contrarios a esta unión, llevan en sus mochilas la reducción de las libertades, la reducción del estado de bienestar que Europa se concedió después de la gran guerra, la política anti emigratoria y la reducción de impuestos. Es decir, poner en practica el anarcocapitalismo. Por tanto lo que se juega Europa es si retroceder en las libertades y en igualdad o hacer una política capitalista ultraliberal.
Pero esta campaña en España se habla de todo menos de Europa. Factores externos se han colado en las elecciones para evitar que los ciudadanos podamos elegir con total libertad un programa que sea acorde con nuestras sensibilidades.
La Justicia española, tan dada a hacer política, ha entrado de lleno en la campaña electoral unos días antes de las votaciones. Nos estamos acostumbrando en este país a que otros poderes del Estado, funcionarios, que no han sido votado por los ciudadanos, intenten influir en la libertad de votos que nos permite la Constitución española.
Casualidad o no, pero sí es una realidad. España está entrando en una crisis institucional muy importante y si esto no se arregla puede degenerar en una democracia controlada. Y esto no se puede consentir.
No solo son culpables los políticos que tenemos, que lo son, pero también estamos asistiendo a una deslegitimación de los poderes del Estado y de los poderes mediáticos por un comportamiento nada edificante de sus miembros. La Justicia está hoy, según las encuestas, muy poco valorada por los ciudadanos y no se puede olvidar que son funcionarios del Estado que pagamos todos. Es muy difícil creer en algo que sus propios miembros hacen méritos para no creer, se puede creer en la justicia pero ya es más difícil creer en sus miembros. El Consejo General del Poder Judicial tenía que estar dimitido hace cinco años, un Consejo que pagamos todos y está casi sin funciones.
Fíjense a donde llega la cosa que un cuerpo tan prestigioso de la Guardia Civil como es la UCO está puesto en duda por un juez y por el Sr. Feijoo. A dónde vamos a llegar si el líder de la oposición, que dice no creer en el Tribunal Constitucional, pone en duda a las instituciones del Estado.
La justicia de Madrid acaba de autorizar el rezo del rosario, válgame, Dios, el día de reflexión y de la jornada electoral en la puerta de la sede del PSOE. Esto nunca se había permitido. Otra prueba más.
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