Turismo Cuánto cuesta el alquiler vacacional en los municipios costeros de Cádiz para este verano de 2024

Cuando en los medios aparecen noticias terribles como las de estos últimos días, las muertes a machetazos en las reyertas de Madrid o el parricidio del chico de Elche, se suele hablar en caliente, afloran acusaciones y generalizaciones injustas. En el primer caso se ha intentado sacar rendimiento político al culpar a la inmigración, en el segundo se ha insinuado que una novela o la afición a los videojuegos podrían haber influido en el terrible crimen. El joven parricida de Elche habría leído "La edad de la ira", una novela en la que un joven mataba a su familia, éste es el titular de la web de Telecinco y el tuit que subió El Mundo el lunes pasado, quién también tituló otro artículo así: La edad de la ira, la novela en la mesilla del triple crimen de Elche. Titulares tendenciosos que hacen insinuaciones simplistas para abrir una polémica sobre la ya vieja acusación de que lecturas, películas y series ejercen una influencia negativa en los jóvenes. Es demasiado obvio recordar que el resto que ha leído, jugado o visionado esos mismos productos no se han convertido en asesinos.

Me molestan estos comentarios por burdos y amarillistas y porque inciden en presentar a la juventud como peligrosa, violenta y egoísta cuando todo el mundo sabe que la mayoría de los jóvenes, inmigrantes o no, ni son violentos ni confunden la realidad con la ficción.

Contrastan estas noticias en el tiempo con un taller teatral al que he asistido el pasado domingo con integrantes de la Compañía Oniria que previamente había representado “Gente encerrada en sitios” en el Teatro Municipal, una obra de creación y dirección propia, fresca, divertida, original y bien interpretada. En el taller que dirigieron participamos 30 personas, la mayoría de ellas, incluidos actores y director, muy jóvenes. Pues bien, los planteamientos teatrales y sociales del grupo, sus valores, las reflexiones que surgieron en el coloquio, la energía que se respiraba, la responsabilidad, pero también la ingenuidad para enfrentar el futuro fue muy, muy estimulante.

La juventud es diversa, como lo ha sido siempre, es producto de su tiempo y, si adolece de determinados defectos, los hemos provocado entre todos.

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