Los sutiles gestos de la expresión

Rocío Cano muestra en 'Itinerarios' la hoja de ruta de una artista valiente, consciente y con un indudable apasionamiento por el proceso creativo, plasmada en una serie de paisajes cercanos

Rocío Cano, junto a una de las piezas que expone en la Fundación Cajasol.
Rocío Cano, junto a una de las piezas que expone en la Fundación Cajasol. / D.c.

15 de julio 2017 - 02:08

La ficha

'Rocío cano' casa pemán CÁDIZ

Hace unos años, conocí a una jovencísima pintora que empezaba su carrera artística. Su desparpajo pictórico no pasaba desapercibido, su pincelada apasionada no ofrecía dudas, su resolución figurativa dejaba entrever un expresionismo realista que aseguraba unos horizontes diáfanos donde se presentía una artista con mucho carácter. Desde entonces he seguido la carrera de Rocío Cano; lejos de establecerse en los parámetros seguros de una pintura que dominaba y que le ofrecía estabilidad emocional y profesional, quiso seguir luchando y ampliar horizontes dentro de esa figuración matizada a la que buscaba más y mejores argumentos. Estuvo presente en foros donde la pintura joven encontraba acomodo y dejaba que los autores posicionaran sus ilusiones creativas. En estos horizontes, la pintura de Rocío Cano establecía sus preclaras posiciones. Pero la artista jerezana deseaba más; quería ampliar su estamento creativo y avanzar en los argumentos de una pintura en la que creía y a la que quería imponer su segura intención artística.

Rocío Cano llega a Cádiz a uno de los mejores espacios expositivos de la provincia; una sala a la que la Fundación Cajasol debería conceder el status artístico que se merecen y convertirla en un permanente centro artístico con muestras seguras, rigurosas y con los planteamientos adecuados. Esto que escribo no debería caer en el olvido pues Cádiz, la capital y su provincia, están necesitados de muchos y buenos proyectos, máxime cuando la nómina de grandes creadores es inmensa y grande la falta de perspectivas.

La exposición, muy bien titulada como Itinerario, nos ofrece la hoja de ruta de una artista valiente, consciente y con un indudable apasionamiento por el proceso creativo. En esa vitrina que ha sido colocada muy acertadamente en la sala se nos informa de dónde parte y cómo parte todo este itinerario lleno de poderosa artisticidad. Los cuadernos de apuntes que encontramos están llenos de incipientes inicios esclarecedores. Son los puntos de partida de unas obras que anuncian las buenas argumentaciones de una artista que nos hace transitar por los paisajes expresivos de una realidad que suscribe formas y modos de suprema belleza. Desde estas escuetas posiciones, la muestra se expande por la planta baja de la Casa Pemán ofreciendo una pintura de variada naturaleza. Sutilísimos paisajes tratados con gran economía de medios plásticos y solventes situaciones formales, planteadas con decisión, rigor y suma creatividad. Paisajes de escenarios cercanos, llenos de dunas sabiamente estructuradas, de elementos paisajísticos que rompen la unidad lineal de los parajes. También paisajes urbanos que muestran la racionalidad geométrica de su caserío y, además, jugosísimos retratos de niños que captan la verdad del modelo y sus rasgos definitorios.

La exposición de Rocío Cano nos ofrece las infinitas circunstancias pictóricas que anima una pintura dominadora, apasionada y apasionante, convencida y convincente; generadora de un matizado expresionismo figurativo que argumenta una realidad planteada con delicadeza y sabio sentido artístico.

Una muestra que debe continuar una programación expositiva en una sala con todos los aditamentos para ser un felicísimo centro de arte.

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