Camilo José Cela Conde indaga en los orígenes del pensamiento simbólico, del descubrimiento de la conciencia estética, desde su formación en antropología y su vocación literaria. Lo hará para iniciar el ciclo Voces en el Museo, organizado por la Asociación Qultura, con la colaboración de la Consejería de Cultura y de la librería Quorum. El ponente estará presentado por la periodista de Diario de Cádiz, Virginia León.

-¿Por qué ha escogido el cristal de cuarzo del Neolítico del dolmen de Alberite para ilustrar su ponencia?

-Aunque la pieza tiene poco que ver con el asunto que voy a a tratar sobre el origen del arte, ya que me voy a remontar a una época muy anterior, se trata de una de las piezas más antiguas del Museo. Pero, además, al tener una forma geométrica estaba más cerca de lo que podríamos denominar el sentido de lo que fueron los primeros elementos del simbolismo, que también tenían, en cierto modo, unas formas geométricas mucho menos elaboradas. Por ello, es, más bien, una referencia simbólica o pictórica y no directa.

-¿A qué lugar y a qué tiempo hay que remontarse para encontrar el origen del arte?

-Pues muy lejos porque, como mínimo, las primeras evidencias de un tipo de arte como el que tenemos hoy son la de las policromías del Paleolítico Superior que se encuentran en las cuevas del sur de Francia y del norte de España como Altamira. Pero esa sería casi la etapa final. Lo que podría ser el inicio está bajo discusión y, en general, se suele aludir como candidatos más importantes a las primeros esbozos geométricos que aparecen en huesos fósiles con marcas y que pertenecen a una especie anterior a la nuestra, al Homo Erectus. Y, en cuanto al dónde, pues se encuentran en ya cimientos europeos. Pero, ya le digo, que es una teoría discutida y criticada.

-¿Qué arguyen esas corrientes críticas?

-Lo que ocurre es que si para nosotros, que llevamos 24 siglos discutiendo, sigue siendo es muy difícil definir qué es el simbolismo y lo que puede ser la estética, pues imagínese si hablamos de otra especie. ¿Podemos saber lo que significaba para un Homo Erectus hacer este tipo de esbozos? Pues, realmente, no. Eso vienen a decir.

-¿Es enriquecedor contemplar el arte desde diferentes disciplinas?

-Se quiera o no cuando uno pretende entender una figura, al mirarla iluminándola desde un lateral aparecen nuevas sombras y esquinas y eso es lo que hace el pensamiento cuando nos acercamos a un fenómeno desde diferentes puntos de vista. Siempre enriquece.

-Y la antropología, ¿qué zonas se encarga de iluminar?

-Muchísimas. Por un lado, la arqueología es el centro directo de enfoque. La paleontología también nos da claves, por ejemplo, informando de cómo ha tenido lugar el aumento del cerebro en las especies humanas. Y, en los últimos años, también se ha implicado la genética. Es más, al final de mi conferencia me referiré al hallazgo y recuperación del genoma de los neanderthales que abre una nueva vía para obtener pistas de cómo éramos de iguales o de distintos.

-Y qué somos, ¿más iguales o más diferentes?

-Somos idénticos en términos genéticos a los cromagnones que entraron en Europa hace 35.000 años y también somos iguales en el sentido en el que lo expresó Picasso cuando, dicen, al ver las policromías de las cuevas dijo: "No hemos inventado nada". Con ello, se refería al expresionismo brutal que Picasso vio allí. Pero, por otra parte, qué duda cabe que en la historia del arte hemos atravesado por un proceso larguísimo para llegar donde estamos. Así que esa pregunta tiene cierta trampa, la misma trampa que al decidir si todos los humanos somos iguales o si cada uno de nosotros es completamente distinto.

-Ha dicho que no nos ponemos de acuerdo pero ¿me daría una definición de lo que es el pensamiento simbólico o estético?

-Es que ya le digo que conseguimos avanzar en los estudios del desarrollo del arte olvidándonos de las definiciones así que le voy a a dar una (ríe): "Arte y, en general, belleza es aquello que a usted le parece bello". Cada uno de nosotros tenemos nuestra propia perspectiva.