crítica cine

Dos ruiseñores de Filipinas

El dúo The Nightingales, durante su concierto de ayer en las Bodegas Williams & Humbert de Jerez.

El dúo The Nightingales, durante su concierto de ayer en las Bodegas Williams & Humbert de Jerez. / vanesa lobo

The Nightingales, que traducido al español sería 'Los ruiseñores', es un delicioso y peculiar dúo artístico filipino de sopranos, que cantan un amplio repertorio lírico. Son pura simpatía y espontaneidad y transmiten su cultura a través de sus voces. Son Bianca Camille López y Rhina Palma-Cruz. Han venido al Festival de Música Española de Cádiz de la mano de las Bodegas Williams & Humbert, que conocen a la perfección el mundo filipino, pues no en vano es el mayor consumidor mundial de Brandy de Jerez.

Las interpretaciones de las canciones y arias que hacen las Nightingales están adaptadas para ellas, de manera muy peculiar, ya que todas tienen un toque de exotismo filipino, y el rasgo distintivo de la búsqueda constante de la armonía. Por el escenario se mueven con suma delicadeza y discreción, a veces rayando la frugalidad, haciendo movimientos y gestos que consiguen meter al espectador en su mundo. Estuvieron acompañadas al piano por Jaime Malma, quien me aseguró que The Nightingales no suelen cantar con piano. Sin embargo, doy fe de que sonó muy bien.

No cantaron ningún aria de Donizetti, Bellini o Rossini, pero el estilo de The Nightingales apela constantemente al bel canto, si entendemos por el mismo la búsqueda de la perfección en la respiración; que los agudos suenen cristalinos y brillantes; un perfecto legato y el adorno de las melodías. Lo aplican a todo su repertorio, ya sea para cantar un tema de Broadway o bien para interpretar una canción folclórica, una habanera o un aria de zarzuela.

Muy particular es la versión que hacen del archifamoso Granada, de Agustín Lara, cantándola a dos voces y con un final de coloratura y adornos ex profeso para ellas. Con esta canción comenzaron el recital, y les aseguro que se hicieron con el público (escaso, dicho sea de paso) inmediatamente.

Luego, interpretaron la canción Ang maya del compositor filipino José Estella, autor de la sarswela: Filipinasparalosfilipinos, una zarzuela filipina que, en clave de humor, hace referencia a los matrimonios de filipinas con americanos. La canción habla del que ha sido tradicionalmente conocido como Pájaro Nacional Filipino: el 'maya', término que, en realidad, sirve para nombrar a varios pájaros tipo gorrión común, todos de la familia de las aves passeriformes. La canción es preciosa, y comienza con unas notas en escala pentatónica que da un ligero aire introductorio oriental, pero enseguida torna al belcanto, y sería perfectamente encuadrable dentro de muchas zarzuelas españolas de la época, con profusión de adornos, y compuesta para que la interprete una soprano de coloratura.

El repertorio siguió con una preciosa habanera, música de Javier Busto y letra de Matías Antón: A tu lado. Excelente.

Siguieron más habaneras, una de ellas con letra de José Rizal, héroe filipino fusilado en 1896 en tiempos de la colonia. Este autor también compuso una zarzuela en Filipinas: Junto al Pasig.

También interpretaron la Habanera de la ópera Carmen de Bizet, en una versión también muy peculiar adaptada para ellas y con una curiosísima coreografía con abanicos. Hubo canción popular filipina, en forma de popurrí que, vuelvo a insistir, recuerda muchísimo a nuestro género lírico. Y para finalizar, una canción de Rosa del Rosario: Hasta la eternidad.

Pese a que éramos pocos en la estupenda y bien acondicionada Bodega Williams & Humbert, se pidió con insistencia un bis, que amable y dulcemente concedieron e interpretaron. Una joya de concierto, que esperemos se repita; y a los que se lo perdieron, no les desanimo, pues hoy podrán escucharlas de nuevo en el Falla.

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