Cultura

La restauración del retablo de Santa María de Arcos, a punto de concluir

  • Los trabajos del conjunto están pendientes de la reintegración cromática y la protección final · Hasta el momento, los expertos de Ressur han subsanado los problemas estructurales, de limpieza y humedad

El retablo mayor de Santa María de la Asunción de Arcos de la Frontera, declarada Bien de Interés Cultural en todo su conjunto, empieza a lucir sus mejores galas. La inestabilidad estructural y los daños que el paso del tiempo ha ocasionado sobre esta talla realizada entre los años 1585 y 1620 han sido subsanados por los expertos de Ressur S.L., empresa adjudicataria del proyecto, cuyo trabajo comenzó en abril del pasado año y está a punto de concluir. Para ello han contado con un presupuesto de 259.630 euros, que ha sido finaciado a medias entre la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía y el Obispado de Jerez.

Uno de los restauradores del retablo, Paco Brenes, a su vez coodirector de la obra junto a Paco Bazán, señala que desde que comenzaron las labores de recuperación, han sido muchos los logros obtenidos sobre esta pieza, cuyo artífice principal fue Andrés Ocampo. "Ahora mismo los trabajos se encuentran muy avanzados, casi terminados. Concretamente en la fase de estucado, a falta de la reintegración cromática de toda la policromía y la protección final". Una tarea para la que Brenes calcula un tiempo aproximado de un mes y medio.

Hasta el momento, la intervención principal se ha centrado en el terreno estructural del retablo, "puesto que estaba muy debilitado y perdido, como consecuencia de la amputación, añadidos o transformaciones que ha sufrido en intervenciones anteriores. Sobre todo, porque se cortaron los apoyos al muro de sustentación", informa.

También ha sido primordial la restauración de la obra en lo que respecta "a los ataques de los insectos xilófagos, sufridos como consecuencia de la humedad". Del mismo modo, el equipo de expertos de Ressur se ha enfrentado al "ennegrecimiento del anverso provocado por el humo de las velas, así como a la limpieza de barnices y sustancias varias que han alterado la policromía y luminosidad del retablo, además de los repintes de esculturas y la fuerte oxidación de las partes metálicas, entre otros aspectos".

Como curiosidad, Paco Brenes destaca la labor visionaria del creador de este retablo, una pieza única del Barroco andaluz y nacional. "En su época los sistemas eran muy verticales, sin embargo, quizás también producto del tiempo que tardó en realizarse la talla, Andrés Ocampo intuye los sistemas constructivos posteriores y se planta con una pieza protobarroca, muy adelantada a los tiempos que corrían".

Por otra parte, ha resultado de gran interés la aparición de pinturas murales datadas del 1430 en el muro de apoyo de esta pieza. "Se trata de una obra de un pintor italiano formado en la escuela veneciana, realizada en soporte de yeso bajo la técnica del temple. Aunque en la actualidad mantiene una huella tenue del color", asevera. Del mismo modo, también han salido a la luz restos de un antiguo retablo en piedra y de un sagrario con motivos islámicos "que integraban un conjunto de carácter mudéjar sevillano".

En definitiva, restos arqueológicos de cuya existencia ya se tenía conocimiento, aunque no ha sido hasta ahora cuando se han recopilado todos los datos necesarios para un estudio en profundidad, "que tenemos previsto publicar en un futuro", apunta Paco Brenes.

En cuanto a la autoría del proyecto de construcción del retablo, llama la atención el relevo de firmas al que fue sometida la pieza. Así, en un primer momento se hizo el encargo a Gerónimo Hernández y Juan Bautista, que pronto lo dejan para pasar a manos de Gaspar del Águila, Blas Hernández, Miguel Adán y Diego López, aunque es finalmente Andrés Ocampo quien asume la mayor parte del conjunto escultórico. Lo mismo ocurre en el terreno de la policromía, que comienza Antonio Rodríguez en 1587 y que en una segunda fase ejecutan Vasco Pereira, Diego Campos y Juan Salcedo. Aunque no fue hasta 1612 cuando realmente se emprende esta labor entre Salcedo y Antón Pérez, que la finiquitaron en 1619.

Para los restauradores ha sido importante la aparición de marcas en los reversos de las esculturas y hornacinas, "que será fundamental a la hora de adjudicar cada obra a su autor", comenta Brenes.

El retablo mayor de la parroquia de Santa María de la Asunción se compone de tres cuerpos con sucesiones de órdenes jónico, en el primero, y corintio, en los dos restantes. El elemento central de la iconografía es la representación de la Asunción de la Virgen, mientras que en las calles laterales del retablo se representan distintos episodios de los primeros años de vida de Cristo, en los cuales está presente la Virgen. Los apóstoles se reflejan en las entrecalles del retablo. Ahora, todo este conjunto comienza a lucir "con una estructura perfectamente consolidada y un cromatismo exquisito", concluye orgulloso Paco Brenes.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios