La pulcra actividad de un artista comprometido
Andrés Monteagudo lleva a Milagros Delicado desarrollos compositivos con los más variados elementos
Perteneciente a la generación estrella de la plástica granadina, la primera que salió de la Facultad de Bellas Artes de Granada, Andrés Monteagudo es, probablemente, el que presenta una más amplia variedad creativa. Al artista granadino lo hemos visto realizando una escultura en su más sentido estricto, nos ha transportado a los intervencionistas espacios de la instalación, ha patrocinado una obra ecléctica donde los postulados plásticos se fusionaban con un acertado y muy bien estructurado sistema conceptual y, además, todo con una pulcra manifestación donde absolutamente nada era dejado a la arbitrariedad de la improvisación y de la vacía experimentación a la búsqueda de simplezas sin contenido.
Andrés Monteagudo es, además, un artista serio, ajeno a las veleidades que promueve el arte y sus protagonistas mediatos e inmediatos. El autor va a lo suyo, se encierra en ese sacrosanto espacio de la Azucarera del Genil, allí donde también tienen sus estudios otros importantes creadores granadinos - Carmelo Trenado, Paco Lagares, Pedro Osakar, Susi Lozano, Ángeles Agrela, José Piñar, Marisa Mancilla, Paco Pomet, María Acuyo, Santi Ydáñez, Domingo Zorrilla, Manolo Vela… - y se dedica a organizar un proceso creativo donde absolutamente nada deja sin circunscribir su potestad más generadora. Allí lo hemos visto en varias ocasiones dando muestras de su potencial artístico y recreándose en las suertes de un arte al que él aporta sus planteamientos más esclarecedores.
La galería de Milagros Delicado - como lo es, también, la sevillana Birimbao - ha sido uno de sus espacios expositivos naturales, a ella acude cargado de una obra intensa, sin contradicciones, con mucho carácter y transmisora de los mejores valores plásticos y estéticos. La exposición en la galería portuense nos vuelve a situar ante un artista total, al que un único sistema creativo le supone poco para su abierto interés artístico; de esta manera nos encontramos una serie de piezas llevadas a cabo con los más diversos planteamientos: dibujos, pinturas, instalación…; desarrollos compositivos conformados con los más variados elementos de la más dispar naturaleza matérica y los más contundentes desenlaces visuales.
Andrés Monteagudo siempre se ha sentido muy interesado por el espacio, por la arquitectura que envuelve; a través de este tiempo ha impuesto un sistema artístico muy en este sentido. En esta exposición, con mucha más esencialidad y planteando pulcramente los elementos compositivos desde el reduccionismo cromático y simbólico del color blanco, el artista granadino desentraña espacios conformadores, estancias simples muy bien manifestadas donde el artista somete a la creación a un proceso de síntesis; parece como si se recreara en los aspectos constitutivos a los que les insufla un especial hálito de pulcritud y calidez material. El blanco manifiesta su contenida presencia plástica, el racional geometrismo se desprende de sus frías contundencias gráficas exigiendo nuevas miradas llenas de complicidad.
Cuando el espectador se enfrenta a la obra de Andrés Monteagudo infinitas sensaciones invaden su mirada que traspasan a los ámbitos de la emoción. Por un lado, se siente inundado de trascendencia artística, sabe positivamente que lo que ve produce entusiasmo y no deja indiferente; además, se sabe ante proyectos de creación comprometida con una plástica poderosa hacia delante; al mismo tiempo, se le exige participación ilusionada, busca complicidades y argumentos cómplices. En esta comparecencia en la galería de Milagros Delicado, el ojo avispado del espectador se va a encontrar con la determinante funcionalidad de un blanco que crea inquietudes, de una especialidad que aumenta la expectación y de un estado reflexivo que potencia una realidad creativa que exige infinitos compromisos emocionales.
Una vez más, llega el trabajo de uno de los artistas que siempre nos ha convencido con su entusiasmo creativo y con su fuerza artística puesta en evidencia desde muchos aspectos de un sistema compositivo abierto hasta donde llegan las más apasionantes circunstancias plásticas.
Andrés Monteagudo sigue aumentando el nivel de una creación comprometida donde todo está absolutamente medido y calibrado.
ANDRÉS MONTEAGUDO
Galería Milagros Delicado El Puerto
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