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Cultura

Un maestro del toque

  • El guitarrista Pepe Ruso, profesor de varias generaciones de tocaores, recibirá este mes el diploma de honor de la Cátedra de Flamencología

Trabajó durante algunos años el gaditano José Ruso Valverde como empleado de banca. Allí estuvo, en ventanilla, atendiendo al público y contando con sus dedos los billetes que pasaban por sus manos. Seguro que contaba esos billetes con ritmo propio, casi con compás, pues eran los mismos dedos que se transformaban después, fuera ya de su jornada laboral cuando José Ruso se convertía en Pepe Ruso, para acariciar con la misma cadencia las seis cuerdas del instrumento que le descubrió su verdadera vocación: la guitarra flamenca. Apartado desde hace unos años de los escenarios y de la enseñanza musical que tanta huella dejó en varias generaciones de tocaores gaditanos, Pepe Ruso se apresta ahora a ser reconocido por la Cátedra de Flamencología, que le concederá el día 18 de este mes, el próximo viernes, su diploma de honor por "su buen hacer en el flamenco y por el mantenimiento de la escuela de toque propia de este rincón". El guitarrista ya fue homenajeado el pasado verano en la peña Camarón de San Fernando.

Nacido en 1946 en el barrio de Santa María, en la calle Botica, pronto aprendió a tocar la guitarra dando clases con Juan Díaz 'El Barbero'. 700 pesetas le costó su primera guitarra, adquirida al constructor gaditano Manuel Pena, lo que le permitió formar un primer dúo artístico con su hermano Antonio y, más tarde, un grupo llamado Trío Alegría, en el que compartió escenarios con los cantaores Joaquín Alegría y El Niño de Santa María. El servicio militar le llevó a ser primer guitarrista del Grupo de Coros y Danzas de la Sección Femenina, con el que recorrió buena parte de España durante unos ocho años.

El flamencólogo Félix Rodríguez recordaba para este periódico sus inicios como profesor de guitarra en la peña Enrique el Mellizo, donde arrancó una actividad docente que le ha acompañado hasta hace muy poco tiempo. Rodríguez destaca también, junto a sus cualidades para la enseñanza, su calidad humana.

Antonio Barberán, presidente de la Cátedra de Flamencología que le homenajeará el próximo viernes en la Casa Pemán junto al cantaor Juan Romero, repasa también la trayectoria artística de Pepe Ruso, su acompañamiento a múltiples cantaores y, sobre todo, sus clases a varias generaciones de gaditanos: "Donde quizás más ha destacado Pepe Ruso es en su faceta docente, donde ha impartido clases en la Peña Enrique El Mellizo y, posteriormente, en el Mesón de la Piconera y la Peña La Perla. El toque sobrio y de pulgar cuajado de ritmo, típico de la escuela guitarrista gaditana que se remonta desde el maestro Patiño hasta nuestros días, lo ha dominado como nadie y así lo ha llegado a transmitir fielmente a sus numerosos alumnos que se cuentan por centenares, destacando entre ellos Joaquín Linera, El Niño de la Leo".

Precisamente, el tocaor que cita Barberán no tiene dudas cuando se le nombra a Pepe Ruso: "Un fenómeno, como persona y como artista. La escuela de Cádiz la tiene él. Junto a Santi de Cádiz, Pepe Herrera y el Niño de los Rizos, los cuatro forman parte de la barajita".

El Niño de la Leo recuerda que comenzó muy joven a dar clases con Pepe Ruso, confirma sus dotes innatas para enseñar a tocar la guitarra y sitúa al artista gaditano entre un selecto grupo de dominadores de la técnica y del "toque de Cádiz". Joaquín Linera recuerda con mucho cariño sus habituales encuentros con Ruso, sobre todo en el certamen de tientos de la plaza de España en el que el maestro ha sido guitarrista durante muchos años.

Pero, además de impartir con maestría clases de guitarra, Pepe Ruso también ha acompañado sobre el escenario a numerosos cantaores como Angelillo, El Perro de Paterna, José Galán, Curro Malena, Chano Lobato, Juan Silva, Carmen de la Jara, La Sallago, El Niño del Parque, Rancapino y Felipe Scapachini, entre otros.

Scapachini, por ejemplo, sólo tiene palabras de elogio para Pepe Ruso, recuerda su presencia, junto a Carmen de la Jara, en el homenaje de San Fernando y destaca cómo ha sido capaz de "crear escuela" en el mundo de la guitarra flamenca. Felipe se considera "muy amigo" de Pepe, al que considera "un buen acompañante" con la guitarra y de quien resalta su extraordinaria condición humana y servicialidad. El cantaor le recuerda también, en sus primeros años, trabajando en el muelle, en la Plaza y, finalmente, en Unicaja. Allí donde contaba billetes con la misma destreza con la que después tocaba la guitarra. Casi con compás.

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