Cultura

Una intriga palaciega para debutar

  • Jesús Delgado publica 'Los pendientes de la Reina', su primera novela

Un marco histórico para una intriga de ficción en un escenario real. Y tan real. El Palacio Real es el lugar en el que se desarrolla Los pendientes de la Reina, la primera novela de Jesús Delgado Cáceres (Prado de Rey, 1971) que, publicada por la editorial granadina Algón, relata la investigación de dos asesinatos en la residencia monárquica en octubre de 1885, con el Rey Alfonso XII próximo a fallecer y sin ningún hijo varón en el mundo para sucederle, un nacimiento, el de Alfonso XIII, que se produciría en mayo del año siguiente. La obra, que se presentará en Cádiz en próximas fechas, ya se encuentra en las librerías.

Funcionario del Estado de profesión, Jesús Delgado empezó en 1998 a plasmar una idea que le surgió tras adquirir un libro de Historia de España que dedicaba un capítulo a Alfonso XII. A Jesús Delgado le enganchó el personaje y se le ocurrió situar en su época una intriga palaciega a la que, como escritor, iba y venía en la medida que las prioritarias oposiciones que por entonces se preparaba se lo permitían. De hecho, no fue hasta hace cuatro años cuando logró cerrar el círculo de su novela y acabar el último capítulo.

Tras construir el armazón de la novela, Delgado investigó la época, los personajes, su historia, y visitó hasta tres veces el Palacio Real para respetar en el texto la descripción de las habitación y su distribución palaciega.

Sin padrino literario ni dispuesto a participar en un certamen, Jesús Delgado, afincado en Cádiz, llevó su texto a editoriales de la capital y de la provincia. Pero finalmente encontró su lugar de impresión en Granada, de la mano de Algón Editores, que desde el 13 de octubre le permitió ver cumplido su deseo de publicar un libro.

Dos asesinatos abren la trama de Los pendientes de la Reina, el de un hombre cuyo cadáver se descubre en el exterior del Palacio, junto a la ventana de la Real Farmacia, y el de una camarera que aparece sin vida en el mismísimo dormitorio de la Reina María Cristina.

El protagonista es un personaje real: Pedro Gil y Municio, farmacéutico del Rey en esos mismos años y que en la novela une a su verdadera condición de boticario la ficticia de detective. Él, con la ayuda de un personaje inventado, el capitán de la guardia Arriazu, tratará de descubrir al asesino a través de capítulos que terminan, cada uno de ellos, con una pequeña intriga, y con un modus operandi similar al del Padre Brown, en un evidente guiño, como el mismo autor reconoce, al personaje creado por el escritor inglés G. K. Chesterton, acostumbrado a solucionar sus casos antes por intuición que por deducción.

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