Patrimonio de Cádiz

La historia del Altar del Pópulo

  • Un recorrido por el origen y el desarrollo del retablo que se encuentra en la capilla de la iglesia de San Juan de Dios, que la Hermandad de la Santa Caridad se dispone a restaurar

Capilla de la iglesia de San Juan de Dios.

Capilla de la iglesia de San Juan de Dios. / J. Caravaca

Recientemente, la Junta de Andalucía dio a conocer la ayuda concedida a la Hermandad de la Santa Caridad para acometer la restauración del retablo conocido como Altar del Pópulo.

En los inventarios que conserva la Hermandad, ya en el hecho en 1659 se dice que había en la primitiva iglesia un “altar de Ntra. Sra. del Pópulo” y en el de 1686, tras confirmar la existencia del altar, se hacía constar que “por estar ya desbaratada la iglesia no se mencionan retablos que tenía así propios como de las Cofradías que por viejos los más al quitarlo se hicieron pedazos y lo que se pudo recoger queda guardado”.

Evidenciando así que se estaba en la construcción de una nueva iglesia tras haber conseguido, en diciembre de 1677, que el Ayuntamiento cediese “el pedazo de terreno que hacía rinconada entre las casas capitulares y la puerta de la iglesia”. Continuando con el seguimiento de los inventarios, en el de 1775 se dice que el altar tenía “un retablo sin pintar y en él la efigie de Ntra. Sra. del Pópulo en un cuadro y a los lados, pintado, las efigies del Sr. San Joaquín y Sra. Santa Ana y encima la del Sr. San José”, y en 1778 que tenía “un retablo primorosamente dorado que lo cubren todo, y en él la imagen de Ntra. Sra. del Pópulo en un cuadro de regular porte …”. En todos los inventarios de años posteriores se mantiene prácticamente la misma descripción, y en 1824 se añadió “que pertenece a la Sra. Condesa de San Remi” así como el que en el “remate de dicho altar está el Sr. San José”.

La aparición en los textos de la pertenencia a la condesa y que hoy en el remate se encuentra un escudo nobiliario nos llevó a intentar conocer algo más.

Se ha podido hacer una aproximación acerca del Condado de San Remi a través de la disposición testamentaria hecha en 1649 por don Bartolomé Álvarez de Bohórquez, capitán de Compañía del Cuerpo de la Milicia de Cádiz, quien decía en una cláusula: “Mi cuerpo sea sepultado en el Hospital de San Juan de Dios Misericordia … en la Capilla … que ha sido entierro… lo es y será de mis descendientes…”, y en un testamento posterior, hecho en Gibraltar en 1674, nos decía que era conde de San Remi y “poseedor del Mayorazgo y Vínculo que fundó el Sr. Don Diego de Fantoni Álvarez de Bohórquez y Mendoza, mi tío, hermano de Don Martín Álvarez de Bohórquez, mi abuelo, vecino y natural que fue de Villamartín y Yo lo poseo, tengo y heredé de mis padres y abuelos y está fundado en la Ciudad de Cádiz y se compone de los bienes y derechos siguientes.” Y entre ellos dice: “Toca y pertenece … una Capilla con la bóveda y dos altares que están en la iglesia del Hospital de la Misericordia de San Juan de Dios de Cádiz, de que tengo escrituras y más tres sepulturas que están, las dos, delante de la puerta de la dicha Capilla que mira a la plaza y la otra delante de la dicha puerta”. También decía que era poseedor “del Condado de San Remi, de cuyo título S.M. el Rey Don Felipe IV … hizo merced a Don Diego, mi hermano, en 13 de noviembre de 1662, juntamente de las Villas de Gerbes y Preternal en el país de Brabante, estados de Flandes …”.

Todo ello nos lleva a considerar que fue establecida esa “Capilla con la bóveda y dos altares” como lugar de descanso eterno familiar en la iglesia primitiva del Hospital de la Misericordia sobre una fecha anterior a 1600.

Continuando con el estudio de la parte histórica, consideremos que doña Isabel, hija de don Bartolomé, fue su heredera y posteriormente casaría con don Juan Bernardino de Ahumada y de ese matrimonio nacería doña Antonia Ahumada y Álvarez de Bohórquez, siendo, así, condesa de San Remi. Había nacido doña Antonia en Vejer de la Frontera y en 1690 contraería matrimonio con don Luis Egües Beaumont y Navarra, general de la Flota de Nueva España haciendo Capitulaciones Matrimoniales y en ellas se hacía constar que llevaba a ese matrimonio “los Mayorazgos que goza y posee en que sucedió por muerte a la Sra. Condesa Dª Isabel Álvarez de Bohórquez, su madre, fundados, el primero por Don Antonio Amaya, otro, por el Sr. Don Bartolomé de Argumedo, Chantre dignidad que fue de la S.I.C. de esta Ciudad, otro, por el Don Bartolomé Álvarez de Bohórquez y Amaya, otro, por Don Diego Fantoni, otro, por Don Diego Álvarez de Bohórquez, primero Conde de San Remi”.

A los Egües Beaumont y Navarra les concedió, en 1689, Carlos II el título de marqués de Campo Nuevo. Tanto don Luis, entre 1684 y 1693, como su padre, don Diego, entre 1643 y 1657, fueron generales al mando de las Flotas a Indias.

Es así, por lo tanto, que en el matrimonio de don Luis de Egües y doña Antonia de Ahumada convergieron los títulos de Marqueses de Campo Nuevo y Condes de San Remi.

Los Egües procedían de una antigua familia de Navarra, más en concreto de Tudela. Se habían desplazado hacia Sevilla y don Diego al mando de la Flota en 1657 hubo de entablar combate con la inglesa al mando de Blake en Santa Cruz de Tenerife, quien lo intimó a la rendición y entrega de los caudales que transportaba, dándole por respuesta “venga acá, si quiere”. Moriría don Diego en el Reino de Nueva Granada.Haciendo un seguimiento de las últimas voluntades de los Egües en su etapa en Cádiz vemos, primeramente, que don Luis en 1702 hizo un poder para testar a su mujer en Cádiz que se encontraba “sitiada de las Armadas de Inglaterra y Holanda y Ejércitos que han desembarcado en tierra”, y en él mandaba que “se dé sepultura a mi cuerpo … en la iglesia y Hospital de San Juan de Dios de esta Ciudad y bóveda de la Capilla … propia de la dicha Sra. Condesa de San Remi, mi mujer”. A partir de entonces los miembros de la familia Egües Beaumont y Navarra-Ahumada Álvarez de Bohórquez van recibiendo enterramiento en la capilla, entre ellos la propia condesa, fallecida en 1730, como ya lo venían haciendo durante siglos sus antepasados.

Hubo del matrimonio de don Luis y doña Antonia varios hijos, entre ellos, don Diego Rito, nacido en 1692, continuador del mayorazgo de los marqueses de Campo Nuevo y condes de San Remi en Cádiz. Es de hacer notar que don Diego, quien moriría en 1765, dejó establecido en su testamento definitivo que su cuerpo fuera depositado en la iglesia de la Compañía de Jesús, de Cádiz, bóveda de San Francisco Javier, donde, decía, “está el cadáver de mi padre, hasta que ambos se trasladen al sepulcro y entierro de mis ascendentes paternos en nuestra Capilla de la Visitación de Nuestra Señora a Santa Isabel sita en la Insigne Real Colegial Iglesia de San Miguel de la Ciudad de Tudela en el Reino de Navarra, de que soy Patrono”. Sin embargo, su apego a la ciudad de Cádiz lo reflejó en ese documento pidiendo la asistencia a su entierro “de la Venerable Hermandad de la Santa Caridad”. Los Egües habían mantenido relación con esta hermandad como se constata de la amistad con don Bartolomé de Zaldívar y Prorrata, conde la Saucedilla, quien fue durante años hermano mayor, ya que ingresó en la Compañía de Guardiasmarinas, en 1717, junto a don Juan de Egües.

El devenir familiar volvió a que ambos títulos recayesen de nuevo en una mujer, hija de don Diego, quien en su disposición testamentaria, en 1784, decía ser: doña Ana María de Egües Beaumont y Navarra Álvarez de Bohórquez Amaya Polanco y Orellana Fajardo y Castrillo, marquesa de Campo Nuevo y condesa de San Remy, así como que era “de estado honesto”, por lo que la titularidad pasaría, al fallecer, a su primo don José Saavedra y Egües, vecino de Sevilla.

El apego familiar a la ciudad de Tudela de la familia Egües se mantuvo de tal manera que doña Ana María en 1783 ordenó colocar en la Capilla de la hoy Catedral de Tudela una reja con el escudo, el cual guarda una gran similitud con el que a día de hoy remata el altar de Nuestra Señora del Pópulo en Cádiz.

A la vista de esto, nos congratulamos de la iniciativa de la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía, quien con estas ayudas apuesta decididamente por la rehabilitación y puesta en valor del ingente patrimonio que se guarda en nuestros templos y que son verdaderas piezas de la historia de Cádiz.

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