"El amor, en todas sus formas, es al final lo único que merece ser cantado"

El gran cantautor cubano espera "recuperar el tiempo perdido" al actuar esta noche en el Gran Teatro Falla, en su primer concierto en la capital gaditana desde hace veinticinco años

Pablo Milanés, durante una reciente actuación en Córdoba.
Pablo Milanés, durante una reciente actuación en Córdoba.
M. Muñoz Fossati /Cádiz

13 de octubre 2012 - 05:00

Son muchas las cargas, superficiales y de profundidad, que le estallan al viejo aficionado a la vieja música cuando se entera de que viene a cantar Pablo Milanés, Pablo. Lo hará hoy, a las nueve de la noche en el Gran Teatro Falla de Cádiz y con él vendrán los ecos de Santiago de Chile ensangrentada, de eso imprescindible que llaman amor, de una mujer llamada Yolanda y de otra que no era perfecta pero se acercaba a lo que uno siempre soñó.

Y en su derredor vendrán flotando también aires de bolero en el Tropicana, de viejos guajiros tocando el tres, de pianos jazzísticos con el ilustre apellido Valdés acompañando su voz, de esas que llevan con tanta propiedad el adjetivo de privilegiada. Acudirán a verlo los nostálgicos de sueños perdidos, los aún creyentes y tal vez alguno que no sepa separar el desengaño de la ilusión. Y por supuesto, los amantes, los que viven esa pasión, los que la mantienen y, la mayoría, los que terminaron por ponerse viejos y ya no reflejan ese amor como ayer.

Y aunque a él mismo no le hará tanta gracia y le provoque más bien un dolor en el costado, gran parte del público que asista esta noche al concierto no podrá evitar recordar otro nombre, Silvio, antes asociado al suyo de pila desde que provocaran aglomeraciones impresionantes tanto en una Facultad de Madrid como en una caseta de feria de Jerez. Ahora es imposible. Discrepancias más políticas que artísticas los han separado.

Sin embargo, Pablo Milanés, no hace falta decirlo, por sí solo es un monumento a la música, dentro de un país, Cuba, que es una de las tierras donde arraigan los frutos mejores de la música de nuestros tiempos, esas corrientes que han llenado de notas y ritmos todo lo que se hace en el mundo con instrumentos y voces: los compases negros africanos unidos con la norma blanca española, como pasó en Norteamérica con el jazz y el blues, como ocurrió en Brasil con el samba y la bossa nova.

Milanés aúna además en su arte su formación clásica, su respeto por la tradición y su afán por la renovación sonora en los tiempos primeros y fructíferos de la Revolución cubana, su implicación en los temas sociales, su papel decisivo en la Nueva Trova, sus colaboraciones con Silvio, tan gozosas para sus seguidores, su manera inigualable de hacer amigos entre los músicos.

Por eso, es una pena que el periodista tenga que hacer una entrevista a través de un cuestionario. Pablo, en los días previos al concierto, como profesional, tiene que hacer reposos de su voz, y la conversación debe hacerse a través de la tecnología virtual, tan eficaz pero tan incapaz de acoger los guiñosy las declaraciones de admiración.

-Para los aficionados gaditanos han pasado demasiados años sin verlo cantar por aquí.

-Pues sí, y en contra de mi voluntad, han pasado casi 25 años y espero recuperar el tiempo perdido, aunque eso depende de los gaditanos.

-¿Qué le queda a usted y a sus canciones de la Nueva Trova Cubana?

-La esencia, la sustancia, o sea, lo mejor y lo más válido o verdadero.

-Si ya no se canta a la Revolución ¿a qué mundo nuevo hay que cantarle?

-¿Quién le dijo que no se canta a La Revolución?

-Un amigo mío escogió su canción 'Yo no te pido' como colofón a su boda ¿Prefiere este escenario al de los mítines políticos?

-Prefiero los dos, no me arrepiento de ninguno.

-¿El amor es al final lo único que merece ser cantado?

-Sí, el amor en todas sus expresiones de la vida, no sólo el amor de pareja.

-Estuve en Cuba hace muchísimos años, en mi luna de miel. Me traje un disco suyo en el que cantaba sones tradicionales, con cantores viejos, bellísimo. También es admirable su disco de boleros en Tropicana.

-Esas son expresiones que en el año 81 estaban olvidadas en Cuba y en el mundo: la trova tradicional y el filing. Esos dos movimientos, a través de estos discos, los traté de rescatar aunque no tuvo la promoción que posteriormente tuvo, por ejemplo, Buena Vista Social Club. Muchos de ellos ya habían sido rescatados por mi modesto trabajo.

-En realidad su trayectoria turística ha tocado la nueva trova, el son, el bolero, el filin...

-Bueno, se le olvidó el jazz, la música barroca…, implícita en buena parte de mi obra. Y todos los he cultivado con una devoción y un sentido del respeto y estudio primordial.

-Como artista cubano tan emblemático, estará cansado de tener que responder siempre a preguntas políticas.

-El tema de la política no está agotado, eso debemos reconocerlo, pero yo estoy extenuado y cansado de, como se dice en Cuba, "hablarle a la pared".

-Y usted, en verdad ¿prefiere cantar fuera de la isla o dentro?

-En verdad, prefiero cantar dentro, es mi público, mi pueblo, mis emociones, mi historia, mi idiosincrasia, pero las emociones que vivo fuera de Cuba son también indescriptibles.

-¿Cómo ve el futuro de Cuba?

-Soy optimista con el futuro de Cuba, lo veo luminoso porque va a cambiar; y va a cambiar para bien.

-Comprendo su punto de vista, pero a los viejos seguidores nos duele la ruptura Silvio-Pablo

-Gracias por comprender mi punto de vista.

-Es que a mí me gustan los dos

-Nuevamente, gracias por lo que me corresponde.

-¿Sería capaz de decirme su canción favorita?

-Son muchas, depende del estado de ánimo y muchas otras cosas.

-Y, no se lo tome a mal ¿la mejor canción de Silvio?

-Son muchas, tampoco sabría decir.

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