Palma Medina | Escritora

“Ser finalista del Planeta me ha hecho perder cuatro años con esta novela”

  • La autora gaditana presenta el próximo jueves, de la mano de Jesús Maeso, su novela ‘A la sombra de una mentira’, con la que fue finalista del Premio Planeta en la edición de 2017

La escritora gaditana Palma Medina.

La escritora gaditana Palma Medina. / Julio González

Cuatro años después de ser finalista del Premio Planeta, la novela A la sombra de una mentira, de la gaditana Palma Medina, se ha convertido por fin en libro a través de la editorial Hélade, de la propia escritora. El libro se presenta el jueves día 25, a las 19.00 horas, en el edificio Andrés Segovia de la UCA y con Jesús Maeso como maestro de ceremonia.

–Situación un tanto anómala la que ha vivido este libro, que es finalista del Premio Planeta en 2017, al que después pilla la pandemia y que no se publica hasta cuatro años después.

–Yo presento la novela al Planeta sabiendo de antemano que el ganador y el finalista están dados. Llevo en el mundo literario el tiempo suficiente para saberlo. Yo, ingenua, presentó la novela creyendo que en el proceso de lectura que hay, que es un proceso largo desde que empieza con los becarios y hasta llegar a la comisión lectora final, a alguien le podía interesar la novela, ver que tenía calidad y que el grupo Planeta, sin llegar al concurso si quiera, me propusiera publicarla con cualquiera de sus sellos editoriales. Yo me olvido y del tema, ya en octubre de 2017, y creo que la novela no gusta, no tiene calidad. Pero me llaman de Planeta un jueves para decirme que había quedado finalista y que el domingo tenía que estar en Barcelona.

–Sería una alegría.

–Cuando estás allí te das cuenta de que aquello es un auténtico circo. La única alegría era saber que entre 634 manuscritos, la novela había quedado entre las diez finalistas. Quitando el ganador y la finalista, estar entre los otros ocho era ya un mérito. Yo coincidí con tres finalistas en la mesa de la cena, pues nos colocan repartidos junto a los agentes literarios para estar en contacto con ellos. A partir de ahí, Planeta tiene seis meses los derechos de autor, tú no puedes hacer nada con el libro porque ellos te van a hacer una oferta editorial. Ya me habían dicho los finalistas que sólo nos iban a ofrecer publicarla en su sello digital. Así fue a los diez meses. Yo rehusé. Si hubiera querido publicar en digital, lo hubiera hecho en Amazon.

–Tenía claro que quería que se publicara en un libro físico.

–Efectivamente. Entonces, a partir de ahí empieza el periplo de buscar un agente literario.En principio a través de Jesús Maeso, que fue un poco mi padrino y me puso en contacto con agentes literarios, yo hablé con otros, y entre una cosa y otra transcurre otro año y pico rebuscando a agentes literarios.Aparece Pablo Álvarez de Editabundo, la novela les encanta, me dicen que la van a empezar a mover y llega la pandemia. He estado esperando porque tenía un contrato de dos años en los que tampoco podía hacer nada con el libro. Cuando acabó el contrato, no renové y, por fin, he conseguido publicarlo aunque con mi editorial.

–¿No quería hacerlo con su editorial?

–A ver, es que yo terminé la novela a lo justo de enviarla al premio Planeta.De hecho, la mandé con un montón de fallitos que luego hemos tenido que corregir. Todo fue una vorágine, yo no pensaba llegar adonde llegué y todo esto solo ha servido, sí, como ego personal para saber que la novela tiene calidad literaria, pero es que me ha ralentizado cuatro años la publicación. A día de hoy, por mucho que la novela quedara entre las diez finalistas, quitando editoriales locales, nadie va a publicar un autor novel. Y teniendo una editorial local, para eso publico con la mía.

–Lo que cuenta revela la enorme dificultad que plantea para un escritor el mundo editorial.

–Sí, sí, sí, efectivamente. Y más que Jesús Maeso, te lo pudo asegurar, se ha movido... Porque quería que esta novela se publicara y traspasara los límites de Cádiz. Y yo sabía que no era conocida, que no soy Belén Esteban, que aunque escriba como lo hace, es un personaje mediático. Hoy en día lo que se mira es el escritor, no que la novela tenga calidad literaria o no. Cuántas novelas magníficas habrá por ahí, o en cajones o en pequeñas editoriales que no van a llegar a más, y simplemente porque el escritor no es conocido, que es lo que mueve el mundo literario.

–Tenía pensado preguntarle si el Planeta le había abierto muchas puertas, pero la verdad es que ya no me atrevo...

–(Ríe) No, no, no, me ha hecho perder cuatro años. La única satisfacción que queda es llegar hasta donde llegué. Además, el jurado tiene la obligación de leer las diez novelas finalista. De hecho, Rosa Regás estuvo en Cádiz, pude conversar con ella, le hablé de mi novela y me contó cosas de ella que demostraba que la había leído. La novela podrá gustar o no, podrá tener un tema que sé que es muy duro, habrá gente que prefiera una literatura más liviana, pero yo sé que calidad literaria tiene que tener para llegar hasta donde ha llegado.

–¿Y qué ofrece esta novela?

–Creo que es una novela totalmente psicológica, con aires de novela negra aunque no lo es. Tiene ciertos tintes, como algún crimen, hay un juez de instrucción de por medio, aparece la Policía, pero no es novela negra, es una novela psicológica. Lo que hago es una crítica social actual, una crítica a la Justicia española, yo que he estudiado Derecho, porque todo el libro se basa en el intento de esclarecer un crimen ocurrido hace veinte años con la reapertura del sumario. Es un álbum de fotos de la sociedad española actual, totalmente egoísta, individualizada, materialista...

–¿Hay algún caso real que haya motivado la novela?

–Sí, está inspirado en cosas reales porque yo lo que escribo es realismo, cualquier conversación en el autobús o la playa me sirve para escribir. Está inspirado en el caso Alcácer, totalmente maquillado. Un caso que me impresionó mucho porque yo estaba estudiando Derecho cuando ocurrió aquello, y nuestros propios profesores nos hablaban de ello. Fue un circo televisivo, aquello fue un auténtico disparate, con fallos judiciales.

–Y ya de ese hecho real, Palma Medina monta una ficción.

–Efectivamente. Además, en los años 90 hubo muchas desapariciones de chicas, muchas de ellas por la zona de Levante, y ahí nunca se supo quiénes estaban implicados, parecía que peces gordos... De hecho, la novela empieza con una snuff movie que la protagonista descubre en la caja fuerte de su padre, un alto empresario madrileño, y en esa película, que ella ve, reconoce al padre en el asesinato de dos niñas. Todo maquillado, pero está inspirado en el caso Alcácer. A mí me quedó siempre esa espinita de escribir algo sobre eso, pero es el telón de fondo. En verdad, la trama va sobre la vida de los dos protagonistas, una de ellas la hija del empresario y otra el juez instructor, que es joven y le toca reabrir el sumario que cerró otro juez.

–Leo también que la novela es un examen sobre las complejidades de la condición humana.

–Sí, sobre todo porque se tratan muchos temas tabúes, como el de la salud mental; el suicidio que es otro tema tabú; se trata sobre el tema de la drogadicción, que aunque la vemos muy normalizada en las clases marginales, en las clases altas no la vemos tanto aunque sepamos que tal o cual artista consume o que tal político consume, pero eso se tapa también porque no está bien visto; trata sobre la pederastia y la pornografía infantil...

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios