33 Feria del Libro de Cádiz

Cádiz más allá de Cádiz

  • David B. Gil y Jesús Cañadas, dos escritores gaditanos que viven fuera de la ciudad, presentan sus respectivas obras en el Baluarte de la Candelaria

Los escritores David B. Gil y Jesús Cañadas flanquean al presentador de la cita, Fran Chaparro, en el Baluarte de la Candelaria

Los escritores David B. Gil y Jesús Cañadas flanquean al presentador de la cita, Fran Chaparro, en el Baluarte de la Candelaria / Fito Carreto

Cuando viene a Cádiz, David B. Gil visita la librería Quorum y sonríe para adentro. Mira, mira, ahí asoma, en aquella estantería: El guerrero a la sombra del cerezo, de David B. Gil. Pero quizás no haya nadie en el establecimiento que conecte ese nombre con el rostro del joven que no hace demasiados años compraba sus cómics y mangas favoritos en ese mismo lugar (...) Cuando Jesús Cañadas viene a Cádiz aprovecha para citarse, qué le digo, calle Compañía con Catedral, con algún lector que acude a la cita con una torre de ejemplares de Las tres muertes de Fermín Salvochea para que se la firme. No siempre fue así. Es diferente Cádiz cuando se escribe sobre Cádiz. Quizás con Pronto será de noche, Los nombres muertos o El baile de los secretos también paseara por una librería de su ciudad contemplando sus obras con esa sensación del superhéroe cuando va de civil. (...) David B. Gil y Jesús Cañadas son dos escritores gaditanos, dos magníficos escritores gaditanos, que viven fuera de su ciudad pero que ayer acudieron a la Feria del Libro de Cádiz para presentar sus obras en la mesa Cádiz, más allá de sus fronteras.

De la trepidante novela de aventuras de tintes históricos enmarcada en el Japón feudal, de B. Gil (que reside en Málaga), y de la novela de terror gótico y misterio que relata una supuesta vida secreta del alcalde anarquista de Cádiz, escrita por Cañadas (que vive en Berlín aunque pronto retornará a su ciudad) se dio buena cuenta en el encuentro con los lectores que se pudieron acercar, un poco más al proceso de creación de dos obras muy distintas, en apariencia y fondo, pero movidas por el mismo impulso “una necesidad imperiosa de contarlas”.

“Estas cosas se vuelven muy coñazo cuando los dos escritores están de acuerdo en todo, pero así es”, bromeaba Cañadas que apoyaba al autor de Hijos del dios binario en su idea de que “a los lectores lo que les interesa es una buena historia” y que “si consigues que conecten con tus personajes a ellos les dará igual que sean unos samurais del siglo XVI o unos niños del Cádiz del XIX”.

Escribir “de lo que a uno le apasiona”, “de lo que no puede dejar de escribir”, es, posiblemente, el secreto, si es que existe alguno, del éxito. Habrá que hacerles caso porque ambos lo han conseguido.

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